
9 frases de Querido Miguel (Caro michele) de Natalia Ginzburg... Libro de Natalia Ginzburg.
Frases de Querido Miguel Natalia Ginzburg
01. (...) Pero no se apega uno solamente a los recuerdos felices. Al llegar a cierta edad, nos damos cuenta de que a lo que se tiene apego simplemente es a los recuerdos.
02. Me mandas tu número de teléfono en Sussex, pero tendré que llamarte desde la central pública, que está en un bar del pueblo. Aquello está siempre lleno de gente. Y tengo miedo de echarme a llorar si te telefoneo. No es un sitio adecuado aquél para llamar por teléfono y echarse a llorar.
03. Al llegar a cierta edad, los remordimientos los mojamos en el café del desayuno, como las galletas.
04. No hay nada peor que la timidez entre dos personas que se han aborrecido. Ya no son capaces de decirse nada.
05. Como tu padre, dentro de su desorden, es una persona metódica, decidió que nos teníamos que quedar delante de aquel velador desde las cinco hasta las siete y media; de vez en cuando suspiraba y miraba el reloj, y esto para mí era humillante. Se echaba para atrás en el asiento y se quedaba así rascándose la cabezota negra y trastornada.
06. Le hice un Nescafé. Se lo serví en una taza de plástico rosa que me regaló una amiga en una pensión. No tengo más tazas. Siempre estoy pensando que tengo que ir a comprarlas a Standa pero nunca tengo tiempo. Después de tomarse el café, se puso a pasear arriba y abajo arrugando la nariz. Le pregunté que si por casualidad no notaba mal olor. Dijo que no, que él, a pesar de tener la nariz tan grande, es insensible a los olores. Había hecho la cama y me senté encima de ella: él se sentó a mi lado y acabamos haciendo el amor. Luego yo misma la verdad es que no me lo creía. Él se durmió. Yo miraba su gran nariz también dormida. Y decía para mis adentros: "Pero, madre mía, si estoy en la cama con el pelícano".
07. Tengo la impresión de que me he enamorado de él. No me da ninguna pena, como me la dabas tú algunas veces. Le envidio. Le envidio porque tiene un aire ensimismado, extraño y misterioso. Tú también algunas veces tenías un aire ensimismado, pero a mí tus secretos me parecían un juego de niños. Él en cambio da la impresión de tener verdaderos secretos, que nunca contará a nadie, secretos complicados y rarísimos. Por eso le envidio. Porque yo en tocante a secretos no tengo ninguno.
08. Hacía tanto tiempo que no me acostaba con nadie. Desde que nació el niño. Un poco porque no se me ha presentado la ocasión. Y otro poco porque no me apetecía.
09. Así es como vine a darme cuenta de que había caído en una trampa. Estaba perdidamente enamorada de él y a él de mí le importaba un bledo.