Frases de Pirómides

Pirómides

18 frases de Pirómides (Pyramids) de Terry Pratchett... Libro de Terry Pratchett.

Frases de Terry Pratchett

Frases de Pirómides Terry Pratchett

01. Todos los asesinos tienen un espejo de cuerpo entero en su habitación porque matar a alguien yendo mal vestido sería un terrible insulto para la víctima.


02. No había mucho que se pudiera hacer para empeorarla. Un impacto directo de meteorito, por ejemplo, habría sido considerado como un enérgico y astuto intento de mejora urbana.


03. La cantidad de silencio que había a su alrededor seguía pareciéndole demasiado elevada, y decidió que la única forma de que no le asfixiara era continuar hablando.


04. Un asesino podía verse obligado a llegar hasta el candidato a la inhumación abriéndose paso por entre una considerable cantidad de guardaespaldas pagados para que se mantuvieran alerta y con los ojos lo más abiertos posible, e incluirlos en la inhumación se consideraba una grave falta de cortesía.


05. Cuando mueres lo primero que pierdes es la vida. Después pierdes tus ilusiones.


06. Dios estaba sentado en los peldaños del trono y contemplaba el suelo con expresión lúgubre. Los dioses nunca escuchaban, y Dios lo sabía. ¿Quién iba a saberlo mejor que él? Pero antes eso no importaba. Bastaba con que entonaras los cánticos e hicieras los gestos rituales y con que dieras la respuesta que todos esperaban oír. Lo realmente importante era el ritual, no los dioses. Los dioses estaban allí para cumplir la misma función que un megáfono. ¿A quién iba a escuchar el pueblo si no a los dioses?


07. Intentar animar a un camello siempre es un error que se paga muy caro, y como pérdida de tiempo no tiene nada que envidiar al dejar caer merengues dentro de un agujero negro.


08. Es un hecho bien sabido que cuando estás a punto de morir tus sentidos adquieren una agudeza increíble, y siempre se ha creído que esa agudización de los sentidos tiene como objetivo permitir que su poseedor detecte cualquier posible salida a su apurada situación actual que no sea la obvia de morirse.


09. Siempre hemos sido constructores de pirámides. Todos nuestros faraones están enterrados en pirámides.


10. Aquellas primeras pirámides habían sido construidas por seres humanos, esas bolsitas de agua pensante encerrada en frágiles acumulaciones de calcio que impedían su dispersión durante períodos de tiempo generalmente muy cortos. Las bolsitas habían convertido los peñascos en trozos más pequeños y relativamente más manejables que habían vuelto a juntar laboriosamente dándoles una forma más elegante que la original.


11. No cabe duda de que poseemos un auténtico talento natural para esta clase de cosas... Unos simples animales jamás podrían comportarse de esta manera. Ser realmente estúpido es algo que sólo está al alcance de un ser humano.


12. La verdad es que los camellos son mucho más inteligentes que los delfines. Su inteligencia es tan superior a la de estos que no tardaron en comprender que lo más prudente que puede hacer un animal si no quiere que sus descendientes pasen mucho tiempo encima de una losa con electrodos metidos en el cerebro, colocando minas en el casco de algún barco o siendo tratados con espantosa condescendencia por manadas de zoólogos es asegurarse de que los malditos humanos no averigüen lo inteligentes que son.


13. Nunca confíes en una especie que sonríe todo el tiempo. Está tramando algo.


14. La fe es una fuerza. Comparada con la gravedad es una fuerza débil, por supuesto, y cuando se trata de mover montañas la gravedad siempre acaba ganando; pero aun así existe.


15. Los camellos galopan lanzando sus patas lo más lejos posible del cuerpo y corriendo como locos después para atraparlas.


16. La manifestación física de una divinidad es algo que pone nervioso a cualquiera, pero quienes peor se la toman son sus sacerdotes. Es como si estuvieras tan tranquilo en tu despacho y tu secretaria entrara corriendo de repente para anunciarte que los auditores y el inspector de Hacienda acaban de llegar.


17. La Esfinge es una criatura irreal, y existe únicamente porque ha sido imaginada.


18. El problema con los dioses es que en cuanto un número suficiente de personas empieza a creer en ellos tienen la molesta costumbre de hacerse reales, y lo que empieza a existir en ese momento no es lo que se había pretendido originalmente.

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