Frases de Mefisto

Mefisto

18 frases de Mefisto (Mephisto) de Klaus Mann... Inspirada en un personaje real, Gustaf Gründgens, el libro describe la progresiva corrupción y el oportunismo de un actor lleno de ambición en la Alemania nazi.

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Frases de Mefisto Klaus Mann

01. No se puede conseguir todo al mismo tiempo.


02. En este país la sucia mentira usurpa el poder.


03. Le parecía que le gustaba a la muchacha. Las más bellas esperanzas llenaron su emocionado corazón.


04. ¿Pueden realizarse los sueños, las esperanzas, las exigencias del espíritu bajo la dictadura?


05. ¿Dónde empezaba y dónde acababa la mentira en la personalidad de este hombre?


06. ¡Tenéis plomo en las piernas! (...) Lo que estáis bailando no es una marcha fúnebre, es Offenbach.


07. Es el mando del crimen (...), el mundo del crimen que ansía el poder...


08. No sé lo que me decepciona más: si la bajeza de sus convicciones o la ingenuidad con que usted las confiesa.


09. No sólo los intelectuales, o los que se hacen llamar así, tienen esperanzas, exigencias. Más urgentes son las exigencias del proletariado.


10. Están dispuestos a asaltar al mundo con sus guerras para después poderlo humillar y corromper, como hoy humillan y corrompen el país que ya dominan: nuestra patria.


11. Alemania había recuperado su honor poniendo a comunistas y pacifistas en campos de concentración, matándolos en parte, y el mundo empezaba a temer a un pueblo que llamaba suyo aquel preocupante Führer.


12. Era imposible mantener en secreto ante este hombre peligroso y listo algo que le afectara a él: se enteraba de todo gracias al pequeño ejército de soplones que mantenía. La Gestapo podía sentirse celosa de un sistema tan perfectamente organizado.


13. ¡Dios nos libre de que esos locos lleguen alguna vez al poder! ¡Entonces yo no podría vivir en este país! Se estremeció como si sintiera ya el contacto de la brutalidad y de la mentira que reinarían en Alemania si llegaran a gobernar los nazis.


14. (...) El hecho de ser objeto del humor público le parecía signo de popularidad, justo lo que él deseaba. Como no sabía hablar con tanta fascinación como su rival, el demonio del departamento de propaganda, se tenía que hacer popular mediante masivas y muy costosas extravagancias.


15. Las voces cantan y dicen en su corazón siempre lo mismo, lo que el Ministro de Propaganda y todos los periódicos dirigidos por él no se cansan de confirmar: Que es el enviado de Dios y que sólo necesita seguir su estrella para que Alemania, y con ella el mundo, llegue a ser feliz bajo su caudillaje.


16. Gründgens tiene éxito: ¿Por qué iba usted a editar un libro que parece dirigido contra él? ¡No hay que arriesgarse! ¡Siempre con el poder! ¡Hay que nadar a favor de la corriente! Ya se sabe a dónde puede conducir lo contrario: a uno de aquellos campos de concentración, de los cuales después se pretende no haber sabido nada...


17. Sobre él había caído ahora un destello del extraordinario fulgor que rodea al poder. Pues el colosal oficial de aviación, al que hace poco habían ascendido a general, pertenecía a la cima más alta del Estado autoritario y absolutista. Sobre él no se encontraba más que el propio Führer -al que apenas si se podía considerar como mortal-.


18. Este país ha sido contaminado, y nadie sabe cuándo podrá purificarse. ¿Cuántas penitencias y ayudas a la felicidad de la Humanidad serán precisas para expiar tan terrible vergüenza? La sangre y las lágrimas se mezclan con el fango en todas sus calles, en todas sus ciudades. Lo que había sido bello fue manchado, lo que había sido cierto fue arrasado por la mentira.

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