23 frases de Lo que sueñan los lobos (à qui rêvent les loups) de Yasmina Khadra... Narración de la inexorable espiral de locura y violencia en que cae de forma accidental Nafa Walid, presa propicia de la vorágine sangrienta del integrismo islámico.
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Frases de Lo que sueñan los lobos Yasmina Khadra
01. Ninguna miseria puede detener el curso de la vida.
02. La suerte es una compañera caprichosa. No dejes que se aleje de ti. Raras veces vuelves sobre sus pasos.
03. La guerra exige que detrás de cada combatiente haya diez personas que lo sostengan.
04. No sabía yo que la cercanía de la muerte le diera talento a uno.
05. El mejor pecador es aquel que reconoce sus errores, y se inspira en ellos para no reincidir más.
06. Si el dinero no hace la felicidad, no es por su culpa.
07. Su carisma sólo era comparable con su intransigencia. Ejercía el mismo terror sobre sus enemigos que sobre sus hombres.
08. En el país de la rapiña, el talento no da de comer a sus elegidos. Ni siquiera se compadece de su suerte.
09. Ignoraba que hay gente que nace de pie, que es alérgica a las servidumbres, gente que no traga si les obligan a doblar el espinazo...
10. El tiempo se te va de entre las manos y tú no haces nada. (...) Si quieres mejorar en la jerarquía de los hombres, agarra la primera oportunidad que se te presente.
11. Despierta, pequeña. Vivimos en la época del ordenador, del escáner y de la inteligencia artificial. Hay sondas espaciales por el universo. Y tú sigues aguantando las insensateces de un chiflado.
12. ¿Te das cuenta de la suerte que tienes? Siempre nos extraviamos cuando buscamos en otra parte lo que está al alcance de la mano. Hoy has comprendido. Sabes dónde está tu sitio.
13. (...) Soy neutral. -Neutral, ¿Y eso qué es? No puede uno ser neutral en un cruce de caminos. Tienes que elegir destino. -Uno nunca elige. -Eso es falso. Uno es responsable de su destino.
14. De mis errores, no estoy arrepentido. Mis alegrías no tienen ningún mérito. La Historia no tendrá otra edad que la de mis recuerdos, y la Eternidad, el engaño de mi letargo...
15. ¿Cómo te puedes olvidar cuanto te pasas días enteros disfrazando tu memoria y las noches las dedicas a reconstruirla como un maldito puzzle para acabar enturbiándola una y otra vez al amanecer...?
16. (...) Sí, desde luego que sí. Nuestro país es un Estado de derecho. Eso es innegable. Lo que falta es concretar de qué derecho se trata... Y hay uno, único e indivisible: el derecho de guardar silencio.
17. (...) Las gentes de la noche no tienen noción del tiempo. Que se adormezcan o que velen no cambia las cosas. Su ceguera es un exilio. La única luz que puede iluminarles viene del corazón de los demás...
18. No es que el pueblo sea ingrato, o inculto. Es que el sistema hace todo lo posible para apartarlo de la nobleza de los seres y de las cosas. Le enseña a identificarse sólo con la mediocridad en todos los niveles.
19. Me han hecho temblar a bofetadas, me han doblado a golpes, me he achantado sin saber por qué. A veces no podía pegar ojo en toda la noche por pecadillos insignificantes. Y al final reaccioné. Asumí mis responsabilidades. El resultado: soy libre. Lo que poseo no se lo debo a nadie más que a mí. He trazado mi propio camino.
20. Desconfía de quienes te vengan a hablar de cosas más importantes que tu vida. Esa gente te miente. Quieren utilizarte. Te hablan de grandes ideales, de sacrificios supremos, te prometen la vida eterna por unas cuantas gotas de tu sangre. No les escuches. Acuérdate siempre de esto: no hay nada, absolutamente nada, por encima de tu vida. Es la única cosa que tiene que contar para ti, porque es el único bien que de verdad te pertenece.
21. Eres mujer, (... ). ¿Te das cuenta de lo que eso significa? Mujer. Lo eres todo: la amante, la hermana, la musa, el calor de la tierra y la madre, ¿Lo has olvidado? La madre que ha llevado en el viente al hombre, la que lo ha traído al mundo con dolor, la que le ha dado el pecho, la ternura, la confianza, quien le ha asistido en sus primeros balbuceos, sus primeros pasos... Tú, la madre inmensa, la primera sonrisa, la primera palabra, el primer amor del hombre.
22. La pobreza no consiste en que te falte el dinero, sino en que te falten las referencias. Has vivido entre grandes fortunas. Son gente inmunda, sin piedad y sin escrúpulos. Se invitan unos a otros para no perderse de vista, pero se detestan de corazón. Son como lobos, que operan en grupo para infundirse coraje y no dudan un instante en devorar crudo a un congénere que tropieza. Detrás de las imponentes fachadas de sus palacios, detrás de sus abrazos hipócritas, sólo hay viento.
23. A veces, para someter mejor a los aliados y obligar a ingresar en las filas a los "insumisos", masacraban aleatoriamente una familia aquí, quemaban una granja allá, dependiendo del recorrido. Cuando en un aduar no se descubría alguna actitud reprobable, siempre acababan encontrando a un notable indeseable o un comportamiento merecedor de castigo. Los televisores y las radios estaban prohibidos, de modo que a los propietarios se les azotaba. Acosaban a los conjurados, a los imanes indóciles, a las figuras emblemáticas de antaño, a las mujeres impúdicas y a los parientes de los taghut. A éstos los degollaban, los decapitaban, los quemaban vivos o los despedazaban, y sus cuerpos eran expuestos en la plaza.