Frases de La vida instrucciones de uso - 2

16. ¿Quién, ante a una casa de pisos parisién, no ha pensado nunca que era indestructible? Puede hundirla una bomba, un incendio, un terremoto, pero ¿Si no? Una ciudad, una calle o una casa comparadas con un individuo, una familia o hasta una dinastía, parecen inalterables, inasequibles para el tiempo o los accidentes de la vida humana, hasta tal punto que creemos poder confrontar y oponer la fragilidad de nuestra condición a la invulnerabilidad de la piedra.


17. De todo ello se deduce lo que, sin duda, constituye la verdad última del rompecabezas: a pesar de las apariencias, no se trata de un juego solitario: cada gesto que hace el jugador de rompecabezas ha sido hecho antes por el creador del mismo; cada pieza que coge y vuelve a coger, que examina, que acaricia, cada combinación que prueba y vuelve a probar de nuevo, cada tanteo, cada intuición, cada esperanza, cada desilusión han sido decididos, calculados, estudiados por el otro.


18. Cuanto más aprendía, más quería aprender. Su capacidad de entusiasmo parecía prácticamente ilimitada, como ilimitada parecía también su facultad de absorción. Le bastaba con leer una vez una cosa para que le quedara grabada definitivamente en la memoria, y, con la misma rapidez, la misma voracidad y la misma inteligencia, se tragaba tratados de gramática griega, historias de Polonia, poemas épicos en veinticinco cantos, manuales de esgrima o de horticultura, novelas populares y diccionarios enciclopédicos, y hasta, todo hay que decirlo, con una decidida predilección por estos últimos.

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