41. Estas almas de gusano, ¿Cómo van a comprender que lo importante es despreciar el dinero, aun cuando uno lo necesite?
42. Uno no sabe nunca lo que resulta si las cosas cambian de repente; ¿pero sabe uno lo que resulta si no cambian?
43. Un pensamiento demoledor: que tal vez no hay nada que saber; que todo lo falso surge sólo porque lo queremos saber.
44. La idea de una religión futura de la que en estos momentos no sabemos absolutamente nada, tiene algo de indescriptiblemente torturador.
45. De todas las posibilidades que el hombre tiene de hacer un resumen de sí mismo el drama es la menos engañosa.
46. Los animales no sospechan que nosotros les damos nombres. O lo sospechan, y entonces es por esto por lo que nos temen.
47. Tantos hombres en la cabeza y todo lo que han dicho. Y, sin embargo, uno mismo tiene que encontrarlo otra vez y decirlo.
48. Ya no hay grandes palabras. La gente, de vez en cuando, dice "Dios", simplemente para pronunciar una palabra que una vez fue grande.
49. Una lengua en la que una determinada consonante es mortal. El que la pronuncia cae fulminado. El que la oye se vuelve sordo.
50. Una guerra que no se haga únicamente con armas espirituales me repugna. El contrincante muerto no da testimonio más que de su muerte.
51. Siempre que uno observa con detalle a un animal tiene la sensación de que dentro hay un hombre que se está burlando de él.
52. No quiero infundir miedo alguno; no hay nada en el mundo de lo que más me avergüence. Prefiero ser despreciado a ser temido.
53. No está en manos de Dios el poder salvar de la muerte a un solo hombre. Ahí está el carácter uno y único de Dios.
54. Jamás he tenido noticia de un hombre que haya atacado al poder sin quererlo para sí, y en esto los moralistas religiosos son los peores.
55. Cómo me gustaría oírme alguna vez como si fuera un extraño, sin conocerme, y sólo después enterarme de que era yo.
56. Se necesitan años para destruir el amor de un ser humano, pero ninguna vida será bastante larga para lamentar este crimen, que es más que un crimen.
57. Una tormenta que dura toda una semana. Una oscuridad constante: sólo podemos leer entre relámpagos. Hemos de recordar e ir uniendo lo que leímos a relámpagos.
58. Tiene el ingenio de su maldad, la falta de memoria de sus años, la limitación de su sexo y la brutalidad de su profesión: un gran general.
59. Lo cínico como una especie de movimiento de masas de nuestro tiempo. Un inmenso tonel de Diógenes en el que se han juntado cientos de miles de personas.
60. La fe en Dios tiene algo en sí que pesa mucho: uno cree en la existencia de un ser al que no se puede matar, ni siquiera empleando toda nuestra maldad.
61. Nadie conoce toda la amargura de lo que aguarda en el futuro. Y si de pronto apareciera como en un sueño, la negaríamos apartando los ojos de ella. A esto le llamamos esperanza.
62. Todo el arte consiste en no engañarse a sí mismo: mínimas islas de rocas en todo un mar de autoengaños. Lo que más puede lograr un hombre es aferrarse a ellas y no ahogarse.
63. Un país de eternidad ilimitada: hay que andar días y días para encontrar a uno que mueva levemente el dedo meñique; por lo demás, todos están sentados alrededor mudos y como estatuas egipcias.
64. Si los hombres tuvieran en sus mentes la más ligera idea, el más leve y descomprometido barrunto del vivir y del trajinar en el mundo se horrorizarían de muchas de sus palabras y de sus frases como si fuesen veneno.
65. La palabra libertad sirve para expresar una tensión muy importante, quizás la más importante de todas. Uno quiere siempre marcharse y cuando el lugar al que uno quiere ir no tiene nombre, cuando es indeterminado y no se ven en él fronteras, lo llamamos libertad.
66. Lo más siniestro todavía no ha sido pensado, representado. Un acontecimiento repulsivo, por pequeño que sea, se va convirtiendo en catástrofe si lo abordamos con toda la fuerza de un poeta, con la fuerza de un hombre que no ha vivido las cosas hasta el fondo.