Disfruta de estas 19 frases de "La caza del carnero salvaje"... Un joven ejecutivo es obligado a encontrar un carnero con poderes sobrenaturales. De que encuentre al animal depende su futuro... ¿Lo encontrará?.
Índice
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "La caza del carnero salvaje", de Haruki Murakami son: surrealismo, ambición de poder, amenazas, poderes sobrenaturales, realismo mágico, búsqueda por fotografía, carnero mágico, joven ejecutivo.
Frases de "La caza del carnero salvaje"
01. Estaba preciosa, hasta el límite mismo de la irrealidad.
02. A raíz de entonces, su verdadero nombre fue cayendo insensiblemente en el olvido.
03. Entristezco, como si de pronto hubiera tocado un muro invisible suspendido en el aire.
04. Cierto autor ruso escribió que aunque el carácter puede cambiar, la mediocridad no tiene remedio.
05. Una vez que la causa y el efecto se unen, no hay fuerza alguna que los separe.
06. Hice como si estuviera reprochándole algo a alguien, pero tanto quien reprochaba como el reprochado era yo mismo.
07. Aunque se trate de la vida humana más aburrida del mundo, en diez minutos no se puede contar de cabo a rabo.
08. Hay cosas de las que uno se olvida, otras desaparecen y otras mueren. Y no hay prácticamente nada de trágico en ello.
09. Hay sueños simbólicos, y hay una realidad simbolizada por tales sueños. O bien, hay una realidad simbólica, y hay sueños simbolizados por tal realidad.
10. Nuestra vida sexual, la humana...- ¿Cómo decirlo? - difiere esencialmente de la de las ballenas. Los hombres no somos ballenas. Esto, para mi vida sexual, constituye un punto importante de referencia.
11. En una ciudad donde pululan más de diez millones de seres humanos, sólo había dos personas a quienes pudiera llamar. Y, para colmo, estaba divorciado de una de ellas.
12. Lo importante era que no paraba de moverse. Y yo existiría mientras fuera consciente de que el mundo seguía moviéndose. Mi existencia no era ninguna maravilla, pero al menos existía.
13. El tren llevaba dos coches, y los pasajeros éramos unos quince en total. Lo único que vinculaba a las personas que viajábamos en aquel tren era el poderoso lazo de la indiferencia y el tedio.
14. La envolvía una aura patética, afín a la historia de aquel burro que, puesto entre dos pesebres igualmente llenos de heno, no sabía por cuál decidirse para comer, y acabó muriéndose de hambre.
15. Tienes... Algo que... No sé..., encaja en el cuadro. Es como si hubiera un reloj de arena, ¿Sabes? En cuanto cae el último grano, por fuerza ha de aparecer alguien como tú que le dé la vuelta al reloj.
16. (...) Se encontró un día con una partida de cazadores de su raza que merodeaba por allí, y se acercó para preguntarles: - ¿Cómo se llama este lugar? - ¿Crees que un rincón perdido como éste puede tener un nombre? -Le contestaron.
17. - ¿Por qué no le pusiste nombre al gato cuando vivía contigo? Pues no sé... -dije. Y con el encendedor del emblema del carnero encendí un cigarrillo-. Supongo que porque no me gustan los nombres. Yo soy yo; y tú eres tú; y nosotros, nosotros; y ellos, ellos. ¿Y para qué más, si con eso basta? , digo yo.
18. El mundo... Esta palabra siempre me hace pensar en un gigantesco disco sostenido animosamente por un elefante que va montado sobre una tortuga. El elefante es incapaz de comprender la ayuda que le presta la tortuga, la cual, por su parte, no se hace cargo del esfuerzo que tiene que hacer el elefante. Así pues, ni el elefante ni la tortuga llegan a saber nunca cómo es el mundo.
19. No obstante -prosiguió-, hablar con franqueza y decir la verdad son cosas distintas. La relación que media entre franqueza y verdad se asemeja a la existente entre la proa y la popa de un barco. La franqueza asoma en primer lugar, para acabar mostrándose la verdad. Esa diferencia temporal está en proporción directa con la envergadura del barco. La verdad, cuando concierne a cosas grandes, es reacia a aparecer.
