
23 frases de La carretera (The road) de Cormac McCarthy... Un cataclismo destruyó toda la civilización y la mayor parte de la vida sobre la Tierra. Un padre trata de salvar a su hijo emprendiendo un peligroso viaje con él.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Cormac McCarthy son: futuro apocalíptico, relación padre-hijo, supervivencia, distropía, fin del mundo, amor inquebrantable, contaminación, escasez de alimentos, sentido de la vida, situaciones extremas.
Frases de La carretera Cormac McCarthy
01. Solo sabía que el niño era su garantía. Y dijo: Si él no es la palabra de Dios Dios no ha hablado nunca.
02. Un frío como para agrietar las piedras. Como para quitarte la vida. Abrazó al chico que tiritaba y contó cada frágil respiración en medio de la negrura.
03. Y los sueños tan llenos de color. ¿Cómo si no te reclamaba la muerte? Al despertar en el frío amanecer todo se volvía ceniza al instante. Como ciertos frescos antiguos sepultados durante siglos y expuestos de repente a la luz del día.
04. Y los sueños tan llenos de color. ¿Cómo si no te reclamaba la muerte? Al despertar en el frío amanecer todo se volvía ceniza al instante.
05. Tienes que llevar el fuego. (...) ¿Dónde está? Yo no sé dónde está el fuego. Sí que lo sabes. Está en tu interior. Siempre ha estado ahí. Yo lo veo.
06. Cuando sueñes con un mundo que nunca existió o con un mundo que no existirá y estés contento otra vez entonces te habrás rendido. ¿Lo entiendes? Y no puedes rendirte. Yo no lo permitiré.
07. Envueltos en las mantas, viendo cómo la indescriptible oscuridad venía a amortajarlos. El contorno gris de la ciudad desapareció como un fantasma con la llegada de la noche y el hombre encendió la pequeña lámpara y la puso a resguardo del viento.
08. Soñó que despertaba en un bosque florido con pájaros volando frente a él y el niño y el cielo era de un azul dolorido pero él ya estaba aprendiendo a despertarse de esos mundos de sirena.
09. Una vez hubo truchas en los arroyos de la montaña. Podías verlas en la corriente ambarina allí donde los bordes blancos de sus aletas se agitaban suavemente en el agua. Olían a musgo en las manos. Se retorcían, bruñidas y musculosas. En sus lomos había dibujos vermiformes que eran mapas del mundo en su devenir. Mapas y laberintos. De una cosa que no tenía vuelta atrás. Ni posibilidad de arreglo. En las profundas cañadas donde vivían todo era más viejo que el hombre y murmuraba misterio.
10. Él se quedó medio dormido con el agradable calor. La sombra del chico pasó por encima de él. Con una brazada de leña. Le miró atizar el fuego. El dragón personificado. Las chispas volaban hacia lo alto y morían en la oscuridad sin estrellas. No todas las palabras moribundas son verdad y esta bendición no es menos real porque la hayan despojado de su suelo.
11. Sin listas de cosas que hacer. El día providencia de sí mismo. La hora. No hay después. El después es esto. Todas las cosas bellas y armónicas que uno conserva en su corazón tienen una procedencia común en el dolor. El hecho de nacer en la aflicción y la ceniza. Bueno, susurró para el chico que dormía. Yo te tengo a ti.
12. Cruzaron la ciudad a mediodía del día siguiente. Él tenía la pistola a mano sobre la lona doblada que cubría el carrito. Llevaba el chico pegado a él. Casi toda la ciudad estaba quemada. No había señales de vida. Coches en la calle con una costra de ceniza, todo cubierto de ceniza y polvo. Rastros fósiles en el fango reseco. Un cadáver en un portal, tieso como el cuero. Haciéndole un mohín al día. Se arrimó al chico. Ten presente que las cosas que te metes en la cabeza están ahí para siempre, dijo.
13. Ojalá mi corazón fuese de piedra.
14. No te abandonaré, susurró. No te dejaré nunca. ¿Entiendes?
15. "Siempre" es mucho tiempo. Pero el chico sabía lo que él sabía. Que siempre es un abrir y cerrar de ojos.
16. Olvidas lo que quieres recordar y recuerdas lo que quieres olvidar.
17. Ten presente que las cosas que te metes en la cabeza están ahí para siempre.
18. Si no cumples una promesa pequeña tampoco cumplirás una grande.
19. Si las complicaciones surgen cuando menos te lo esperas entonces quizá lo más inteligente sea esperar que se presenten.
20. Te llevo en mi corazón. Como te he llevado siempre.
21. Cuando estás vivo siempre tienes la muerte ahí delante.
22. Sin listas de cosas que hacer. El día providencia de sí mismo. La hora. No hay después. El después es esto.
23. Cuando volvió el chico seguía durmiendo. Retiró la lona de plástico azul que lo cubría y la dobló y la llevó al carrito de supermercado y la metió dentro y regresó con los platos y unos copos de avena en su bolsa de plástico y una botella de plástico de sirope. Extendió en el suelo la pequeña lona que les servía de mesa y colocó las cosas y se sacó la pistola del cinturón y la dejó sobre el mantel y luego se quedó mirando cómo dormía el chico. Se había quitado la mascarilla por la noche y estaba sepultada bajo las mantas. Observó al chico y miró entre los árboles hacia la carretera. Ese lugar no era seguro. Ahora que era de día podían verlos desde la carretera. El chico se movió. Luego abrió los ojos. Hola, papá, dijo. Aquí estoy. Ya lo sé. Una hora después estaban en la carretera.