Frases del libro "El olor de la noche" de Andrea Camilleri

El olor de la noche

Disfruta de estas 15 frases de "El olor de la noche"... Un financiero y su ayudante, tras estafar a medio pueblo y alrededores, han desaparecido. Aunque todo apunta a una fuga con el botín, nuestro policía tiene una hipótesis bastante más atroz que debe investigar.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "El olor de la noche", de Andrea Camilleri son: estafa, burocracia, ficción con policías, estafadores, hechos siniestros, sicilia.

Frases de "El olor de la noche"

01. Menos mal que no soy un cocodrilo; de lo contrario, me ahogaría en mis propias lágrimas.


02. Cuando se dispara a alguien en el rostro, casi siempre es por odio, porque se quiere destruir ese rostro.


03. ¿Cuánto puede valer una investigación para un policía que ya se está encaminando hacia el ocaso?


04. El sistema italiano para agilizar la burocracia. Por suerte, siempre hay alguien que conoce a alguien que conoce a un tercero.


05. El hecho de tener a mano a una mujer enamorada siempre le resulta útil a un hombre, tanto si es un estafador como si no.


06. (...) Era una especie de vagabundo o, en la mejor de las hipótesis, un campesino, una raza en vías de extinción y merecedora de protección.


07. La enumeración de las cualidades de una mujer de la cual un hombre se ha enamorado podía ser tan infinita como los nombres del Señor.


08. Y recordó haber leído en un libro de viajes que existen unos minúsculos pajarillos capaces de emitir un sonido semejante al silbido de una sirena de barco. La señora debía de pertenecer a aquella especie.


09. Estaba claro que el verano, agonizante desde hacía varios días, había decidido durante la noche darse definitivamente por muerto para dejar paso a la estación que lo seguiría y que habría tenido que ser el otoño.


10. No hay telediario que no te bombardee con la Bolsa, el Nasdaq, el Dow Jones, el Mibtel, la Pollatel... La gente se impresiona, no entiende ni torta, sabe que se corren riesgos pero que se puede ganar, y se arroja en brazos del primer estafador que pasa.


11. Abandonó la sala antes de que volvieran a encenderse las luces, temiendo que alguien se diera cuenta de que tenía los ojos humedecidos por las lágrimas. ¿Por qué le había ocurrido esta vez? ¿Por la edad? ¿Era un signo de vejez? Lo que ocurre es que, cuando uno envejece, empieza a enternecerse con cierta facilidad.


12. En pocas palabras, de mí se dice que estoy loco. Un loco tranquilo, un ciudadano que paga sus impuestos, respeta las leyes, no comete actos obscenos o violentos, no amenaza, no maltrata a su mujer, va a misa, ha criado hijos y nietos, pero está loco. Ha dicho usted bien: de vez en cuando me ocurre que veo cosas inexistentes.


13. Hasta el momento en que yo me encargué del caso, no lograban comprender qué camino había seguido. Tú ya sabes cómo actúan estos personajes: mueven el dinero de un país a otro, de un banco a otro, crean unas sociedades que son como cajas chinas, off shore, cosas de este tipo, y llega un momento en que hasta empiezas a dudar de la existencia del dinero.


14. - ¿Sabes qué teoría se ha sacado de la manga el fiscal Tommaseo en una entrevista que le he hecho? Que no ha sido la mafia la que se ha cargado a esos dos, tal como afirma Guarnotta. - ¿Pues quién ha sido? -Según Tommaseo, un tercer hombre celoso que los sorprendió en plena faena. ¿Qué te parece? -A Tommaseo, en cuanto hay de por medio una pizca de sexo, se le dispara la fantasía. ¿Cuándo la pondrás en antena? -Jamás.


15. Y tras numerosos y turbulentos asaltos a las agencias por parte de los inversores, surgieron, a propósito de esta misteriosa desaparición, dos escuelas de pensamiento. La primera de ellas sostenía que Emanuele Gargano había cambiado de nombre y se había trasladado a una isla de la Polinesia, donde se lo estaba pasando en grande con bellísimas mujeres medio desnudas, burlándose de quienes habían depositado en él su confianza y sus ahorros. La segunda opinaba que el contable se había aprovechado imprudentemente del dinero de algún mafioso y estaba criando malvas un par de metros bajo tierra o bien sirviendo de alimento a los peces del mar.

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