
23 frases de El mundo de ayer (Die Welt von gestern) de Stefan Zweig... Zweig aborda en este libro la nostalgia y la pérdida en medio de dos guerras mundiales. Desgarradoramente personal, las frases relatan el colapso de una era, destacando la fragilidad de la civilización y la esperanza perdida.
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Frases de El mundo de ayer Stefan Zweig
01. La guerra es siempre una prisión.
02. Los grandes hombres son siempre los más amables.
03. Los grandes momentos se hallan siempre más allá del tiempo.
04. Y sólo la ilusión, no el saber, hace al hombre feliz.
05. Todo lo que se hace con espíritu de sacrificio no es en vano.
06. Para mí, en cambio, la libertad individual era lo más importante del mundo.
07. Todo aquel que se hace adulto tiene que dirimir consigo mismo y a su manera.
08. El arte siempre alcanza la cima allá donde se convierte en motivo vital para todo un pueblo.
09. En ningún momento me ha producido satisfacción la cosa creada, sino el proceso de crearla.
10. El destino siempre sabe cómo encontrar la manera de atraer para sus fines secretos al hombre que necesita, aunque pretenda ocultarse.
11. Aquel mundo de seguridad fue un castillo de naipes. Sin embargo, mis padres vivieron en él como en una casa de piedra.
12. ¡Cuán poco se imaginaban, desde su liberalismo y optimismo conmovedores, que cada nuevo día que amanece ante la ventana puede hacer trizas nuestra vida!
13. El mismo mundo que defendía tan patéticamente la pureza de la mujer toleraba esa horrible venta del propio cuerpo, la organizaba e incluso sacaba provecho de ella.
14. Los cincuenta años representan un cambio; uno mira preocupado hacia atrás, analiza la parte del camino que ya ha recorrido y se pregunta en silencio si seguirá adelante.
15. (...) Es precisamente el apátrida el que se convierte en un hombre libre, libre en un sentido nuevo; sólo aquel que a nada está ligado, a nada debe reverencia.
16. La literatura es una profesión fantástica, porque en ella sobra la prisa. Un año más o menos no cuenta para nada cuando se trata de un libro de verdad.
17. Quisiera una lengua que estuviera por encima de las lenguas, una lengua a la que sirvieran todas las demás. No puedo expresarme del todo en inglés sin incluirme en una tradición.
18. Y si hoy tuviera que aconsejar a un joven escritor todavía inseguro sobre el camino que emprender, trataría de convencerlo de que primero sirviera a una obra mayor como intérprete o traductor.
19. Pero tuvieron que pasar unos cuantos años más para que también yo comprendiera que las pruebas son un reto, que la persecución fortalece y el aislamiento eleva, siempre y cuando no haga trizas una existencia.
20. Y es que sólo lo que no se tiene estimula el apetito, sólo lo que está prohibido incita el deseo, y cuantas menos cosas veían los ojos y oían las orejas, tanto más fantaseaba el pensamiento.
21. Y, sin embargo, no se conoce la parte más íntima y oculta de un pueblo o una ciudad a través de los libros, ni siquiera a través de paseos incansables, sino única y exclusivamente a través de sus mejores hombres.
22. (...) De manera que ahora soy un ser de ninguna parte, forastero en todas; huésped, en el mejor de los casos. También he perdido a mi patria propiamente dicha, la que había elegido mi corazón, Europa, a partir del momento en que ésta se ha suicidado desgarrándose en dos guerras fratricidas
23. Es la época la que pone las imágenes, yo tan sólo me limito a ponerle las palabras; aunque, a decir verdad, tampoco será mi destino el tema de mi narración, sino el de toda una generación, la nuestra, la única que ha cargado con el peso del destino, como, seguramente, ninguna otra en la historia.