27. El arte del haiku, que también es un arte de vivir, consiste justamente en decir mucho con muy poco. Normalmente la gente hace lo contrario. Por eso la vida se nos hace a veces tan pesada.
28. El aroma y el sabor del chocolate le recordaron de inmediato a Luca, con quien tantas tazas como aquélla había compartido. Pero esta vez las cosas eran diferentes, porque se encontraba sola...
29. Una vez me dijo alguien que el aburrimiento se cura imaginando que tu propia muerte está muy cerca. Tal vez podríamos intentarlo. Imaginar que nos queda poco tiempo de vida. Pensar en qué lo aprovecharíamos.
30. Los que nadan siempre por el espectro medio de las emociones nunca conocerán la esencia de la vida. Esa es la enseñanza del pozo: a veces hay que tocar fondo para entender la grandeza del cielo.
31. Tú eres un bol repleto de arroz blanco. Algo que nunca puede faltar. Sencillo pero nutritivo. Ni muy cargante ni muy ligero. Valioso en su propia naturaleza, ya que tiene la capacidad de absorber todos los sabores de la vida.
32. Aquí no hay nada terminado, y en eso radica la belleza de la vida según los japoneses: el arte de la imperfección. Lo denominan wabi-sabi. Es lo imperfecto, lo temporal y lo incompleto. Todo lo que merece la pena es wabi-sabi.
33. El pasado está por todas partes, pero no lo vemos. Por eso no logramos deshacernos de él fácilmente. Somos como una nave inmovilizada por un ancla que se aferra a las profundidades. Lo que no significa que no seamos capaces de arrancarla y proseguir nuestro rumbo.
34. Según los estudiosos, cada día tenemos unos sesenta mil pensamientos. Positivos y negativos, banales y profundos. No hay que juzgarlos: son como nubes que pasan. Somos responsables de lo que hacemos, pero no de lo que pensamos. Por eso, cuando alguna idea te angustie, simplemente ponle la etiqueta "pensamiento" y déjala pasar.
35. La felicidad la pueden experimentar en toda su intensidad sólo los que han vivido grandes altibajos, porque es un juego de contrastes. Los que nadan siempre por el espectro medio de las emociones nunca conocerán la esencia de la vida. Esa es la enseñanza del pozo: a veces hay que tocar fondo para entender la grandeza del cielo.