23. No hay error más peligroso que confundir la consecuencia con la causa: lo llamo la auténtica corrupción de la razón. No obstante, este error se cuenta entre las costumbres más antiguas y más modernas de la humanidad: entre nosotros está incluso santificado, lleva el nombre de "religión", "moral".
24. ¡La doctrina de la igualdad!... Pero si no existe veneno más venenoso que ése: pues esa doctrina parece ser predicada por la justicia misma, mientras que es el final de la justicia..."Igualdad para los iguales, desigualdad para los desiguales" - ése seria el verdadero discurso de la justicia: y, lo que de ahí se sigue, "no igualar jamás a los desiguales".