30. La vida es como una botella de buen vino. Algunos se contentan con leer la etiqueta. Otros prefieren probar su contenido.
31. Desde lo alto de un cocotero, un mono arrojó un coco sobre la cabeza de un sufí. El hombre lo recogió, bebió el dulce jugo, comió la pulpa y se hizo una escudilla con la cáscara. Gracias por criticarme.
32. Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente de pié, y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo... Hasta que un día oí la música. Entonces comprendí lo hermosa que era la danza.
33. Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando le vio el filósofo Arístipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey. Y le dijo Arístipo: "Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esta basura de lentejas". A lo que replicó Diógenes: "Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey".
34. Cuando acude a ti el neurótico en busca de ayuda, rara vez pretende ser curado, pues toda curación es dolorosa. Lo que realmente desea es encontrarse a gusto con su neurosis. O, mejor aún, anhela el milagro de que le cure sin dolor. Al viejo le encantaba fumar su pipa después de la cena. Una noche su hija olió que algo se quemaba y gritó: "¡Por dios bendito, papá! Se te están quemando los bigotes". "Ya lo sé", respondió el viejo airadamente. "¿No ves que estoy pidiendo la lluvia?".