
17 frases de Diario de un cuerpo (Journal d'un corps) de Daniel Pennac... Un niño y su diario. Sus miedos, temores y todos aquellos descubrimientos que experimenta a través de su cuerpo, del despertar físico. La vida vivida a través del cuerpo.
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Frases de Diario de un cuerpo Daniel Pennac
01. Aprender es, antes que nada, aprender a dominar tu cuerpo.
02. ¡Hasta qué punto se beneficia el cuerpo de la energía amorosa!
03. ¿Puede hablarse de flechazo cuando nace un niño? Nada en toda mi vida, creo, me habrá conmovido tanto como el encuentro con ese pequeño desconocido tan instantáneamente familiar.
04. (...) Hemos encontrado nuestro animal bueno. Lo demás es literatura.
05. Somos hasta el final el hijo de nuestro cuerpo. Un hijo desconcertado.
06. En nuestro lenguaje, el verbo "consultar", así, a secas, se refiere solo a un tipo de médicos: los psiquiatras.
07. Nuestra voz es la música que hace el viento al atravesar nuestro cuerpo.
08. Es difícil discernir lo que nos arrebatan, al morir, aquellos a quienes hemos amado.
09. ¡No se trata de celebrar el tiempo pasado, sino de honrar el que no pasa!
10. En el hombre, los vaqueros tienen la particularidad de vaciarse con la edad, y en la mujer de llenarse.
11. Venecia es la única ciudad del mundo donde puede hacerse el amor apoyado cada cual en una casa distinta.
12. Nos pasamos la vida comparando nuestros cuerpos. Pero una vez salidos de la infancia, lo hacemos de modo furtivo, casi vergonzoso.
13. Todo se degrada, pero sigue ese constante gozo de ser.
14. Le quedaba por vivir el tiempo que tengo ahora ante mí.
15. Convertirte en padre es convertirte en manco. Desde hace un mes ya solo tengo un brazo, el otro lleva a Bruno. Manco de la noche a la mañana. Te acostumbras.
16. ¡El miedo no te protege de nada, te expone a todo! Pero eso no impide ser prudente. La prudencia es la inteligencia del valor.
17. Ahí estriba el estupor: ¡Nuestros hijos datan de toda la eternidad! Apenas han nacido cuando no podemos ya concebirnos sin ellos. Ciertamente, conservamos la memoria de un tiempo en el que no existían, en el que existíamos sin ellos, pero su presencia física hunde en nosotros tan súbitas y profundas raíces que nos parece que existen desde siempre.