11 frases de Cuando el abismo separa (The divide) de Nicholas Evans... Historia de una familia dividida por traiciones y hecha trizas, mientras luchaba por la felicidad... Una novela que explora el dolor que se causa a los que más se quiere.
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Frases de Cuando el abismo separa Nicholas Evans
01. Cuidad el uno del otro. Como pareja. Cuando tengáis hijos, querréis anteponerlos a todo. No lo hagáis. El matrimonio es como una planta. Para mantenerlo con vida hay que regarlo y nutrirlo. Si no lo hacéis, cuando vuestros hijos se hayan ido, miraréis a un rincón y veréis que está muerto.
02. Nunca dejaba de sorprenderla el poder de la costumbre humana. ¿Cómo era posible que dos personas inteligentes y buenas que se querían se vieran tan atrapadas en unas pautas de conducta con las que ninguno de los dos -o eso suponía ella- disfrutaba? Parecía como si cada uno supiera cuál era el papel que se esperaba que asumiera y no tuviera otra opción que interpretarlo.
03. Un matrimonio consistía en criar a los hijos, hacer todo lo que uno podía para que fueran felices, protegerlos y prepararlos para la vida, ¿No? ¿Acaso podía haber algo más importante?
04. Al volver a casa, encontró en el contestador automático un mensaje de Benjamin, que llamaba con nerviosismo desde la casa de su madre en Abilene (o eso aseguraba él) y les mandaba a todos recuerdos deseándoles feliz año nuevo. "Sí, claro", pensó Sarah.
05. Dos semanas antes de lo previsto, voló a Vancouver e ingresó en Greenpeace. El trabajo no era ni muy duro ni verdaderamente emocionante, pero la gente que conoció lo compensó sobradamente e hizo muchas amistades. Lo más destacado eran las excursiones que hacían en kayak por el mar, explorando ensenadas situadas más arriba de la costa. Observaban a los osos pescar salmones en los bajíos y remaban a lo largo de las manadas de orcas, tan cerca de ellas que podían estirar la mano y tocarlas. De noche acampaban junto a la orilla y escuchaban los soplidos de las ballenas y los aullidos lejanos de los lobos en el bosque que los rodeaba.
06. Las únicas sombras de aquellos largos e idílicos días eran las aves marinas que hallaban muertas o moribundas en las charcas marinas, con las alas cubiertas de residuos petrolíferos. Salvaban a todas aquellas que podían, pero la mayoría había muerto hacía tiempo.
07. Ben se quedó paralizado por la sorpresa. Pero ella no había terminado. De hecho, apenas había empezado. Siguió con su sermón y le dijo que era una víctima de nuestra ridícula y desbarajustada cultura consumista en la que a todo el mundo se le bombardeaba constantemente con perniciosas promesas de felicidad y, lo que todavía era peor, se le decía a cada paso que tenía derecho a ser feliz. Y que si no lo era, podía serlo si se hacía con un coche nuevo o un lavaplatos nuevo o un conjunto nuevo o un nuevo amante. Sally dijo que los mensajes estaban por todas partes, en todas las revistas, en todos los estúpidos programas de televisión, alimentando la avaricia y la envidia, haciendo que la gente se sintiera insatisfecha con lo que tenía, convenciéndola de que podían cambiar las cosas y ser felices, triunfadores y hermosos si conseguían un estupendo nuevo producto o una novia nueva o una nueva cara o un par de tetas de silicona nuevas...
08. Pero ¿Acaso el matrimonio no es un infierno? ¿Quién lo inventó? Dos personas que tienen que aguantarse un año sí y otro también, y que poco a poco empiezan a aburrirse mortalmente la una de la otra. Los ronquidos, los pedos... Se supone que somos la especie más evolucionada, que somos superinteligentes, ¿Y esto es lo mejor que se nos ocurre?
09. Era difícil perderse en Missoula aunque uno lo intentase. Allí donde uno estuviera, lo único que tenía que hacer para orientarse era mirar a su alrededor y buscar la gran letra M, grabada en relieve sobre un fondo blanco en mitad de la empinada elevación cubierta de hierba que se alzaba en la orilla sur del río Clark Fork. Pese a no ser más que una colina, se llamaba monte Sentinel, y si se tenían las piernas, los pulmones y la inclinación a recorrer a pie el sendero que ascendía sinuosamente por ella, desde la altura del letrero se podía mirar al otro lado del pueblo y contemplar una imagen del bosque y la montaña espolvoreada con la nieve de principios de otoño digna de un folleto turístico.
10. La hicieron ponerse ante uno de sus nuevos cuadros, y no uno del que ella precisamente hubiera decidido hablar; de hecho, no le gustaba y no lo habría incluido en la exposición si Lori no la hubiera obligado.
11. Entonces... ¿Pinta a trozos, ya sabe, se centra primero en una parte pequeña y luego pasa a otra y así sucesivamente? ¿O lo pinta todo de golpe y luego lo va rellenando?