11 frases de Conan el Cimmerio (Cimmeria) de Robert E. Howard... Libro de Robert E. Howard.
Frases de Conan el Cimmerio Robert E. Howard
01. Y poder significaba prestigio militar, pues lo único que respetaban esos salvajes era la violencia.
02. Aunque Conan era uno de los hombres más fuertes de su tiempo, una vez que un león clavara las garras y los dientes en su carne, esa fuerza sería tan efectiva como la de un niño.
03. Al principio avanzó sin dificultad, pero ahora se hacía sentir la huida a través de la selva, así como los ocho días de marcha. Su mirada se tornaba borrosa y le dolían las piernas. Con cada latido de su corazón parecían desvanecerse las pocas fuerzas que le quedaban. Suplicó a los dioses bárbaros que hicieran salir la luna detrás de las nubes tormentosas que cubrían la mayor parte del cielo. Rogó por que un árbol o una colina rompieran la uniformidad de la planicie, o siquiera una roca contra la cual apoyar su espalda, lo que le permitiría resistir el ataque de los leones. Pero los dioses no le escucharon.
04. Conan observó que a sus pies y por toda la base del monolito se veían los restos macabros de otras víctimas esparcidos por el suelo. Los huesos y los dientes se amontonaban allí como viejos escombros...
05. Que los maestros, los sacerdotes y los filósofos reflexionen acerca de la realidad y la ilusión. Yo solo sé esto: que si la vida es ilusión, yo no soy más que eso, una ilusión, y ella, por consiguiente, es una realidad para mí. Estoy vivo, me consume la pasión, amo y mato; con eso me doy por contento.
06. Las tribus de la selva estaban pasando por un interminable período de sequía. Al mermar la corriente de los ríos y secarse los pozos, estalló una guerra sangrienta entre las distintas tribus negras, cada una de las cuales deseaba asegurarse las fuentes del precioso líquido. Ardieron aldeas, clanes enteros fueron aniquilados, y a continuación vino la secuela habitual de la sequía, del hambre y de la guerra: las plagas que asolaron la región.
07. Una muralla alta y maciza rodeaba los palacios de la casta dominante, separando la Ciudad Interior de la Exterior. Los gobernantes eran descendientes de los estigios, que habían llegado al sur muchos siglos antes para crear un imperio y mezclar su soberbia sangre con la de sus vasallos negros. La Ciudad Interior estaba bien trazada; tenía calles y plazas, así como magníficos edificios de piedra y hermosos jardines.
08. He conocido muchos dioses. Quien niegue su existencia está tan ciego como el que confía en ellos con una fe desmesurada.
09. (...) Tenía una resistencia de hierro y la fiera vitalidad de la naturaleza salvaje, lo que le permitía sobrevivir allí donde los hombres civilizados hubieran muerto miserablemente, a pesar de ser más sabios, corteses y refinados.
10. Conan estaba habituado a la vida dura y espartana de la estepa. Aunque había conocido la comodidad y el lujo en muchas ciudades del mundo civilizado, no los echaba de menos.
11. Los hombres civilizados son menos amables que los salvajes porque saben que pueden ser más descorteses sin correr el riesgo de que les partan la cabeza.