Frases de Auto de fe - 2

31. Las mujeres son una desgracia: pesas de plomo en el espíritu de la humanidad. Quien tome en serio sus deberes tendrá que sacudírselas de encima, de lo contrario está perdido.


32. Quien tenga algún valor no necesita presumir ante ella ni, menos aún, asegurarle un sentimiento de por sí evidente. A una amante se le ofrece protección sin mucho alarde.


33. A partir de hoy día, el acceso a los hombres por vía del lenguaje estará vedado a las monjas. Pero los monjes podrán acercarse a ellas por la vía del lenguaje.


34. Como un animal monstruoso, salvaje, ardiente y exuberante, la masa hierve y se agita en lo más hondo de nuestro ser, a mayor profundidad que nuestras mismas Madres.


35. Pues nada sabían de aquella fuerza motriz de la historia, mucho más profunda y auténtica: el impulso humano a fundirse en una especie animal superior, la masa, y a perderse tan irremisiblemente en ella como si nunca hubiera existido un hombre aislado.


36. Las mujeres son irascibles, Ananda; las mujeres son celosas, Ananda; las mujeres son envidiosas, Ananda; las mujeres son necias, Ananda. Este es el motivo, Ananda, esta es la causa por la cual no toman parte en las asambleas públicas, ni dirigen negocios, ni se ganan la vida con una profesión independiente.


37. Los libros no son seres vivos, de acuerdo. Carecen de sensibilidad y, por lo tanto, ignoran el dolor tal como lo sienten los animales y, probablemente, también las plantas. Pero, ¿Quién ha demostrado la insensibilidad total de lo inorgánico? ¿Quién sabe si un libro no es capaz de anhelar, de un modo que nos es extraño y que por eso no advertimos, la compañía de otros libros con los que convivió un tiempo?

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