Frases de Asesinos sin rostro - 2

24. (...) Pensó en su hermana Kristina. Tendría que tomarse un momento para llamarla. Preguntarle si estaba informada sobre el progresivo decaimiento de su padre. Él pensaba que la demencia senil era un proceso lento. En aquel momento se daba cuenta de que no era así en absoluto.


25. (...) Subió a la colina, desde donde podía ver la dilatada superficie del mar. Allí había una formación circular de piedras. Un círculo para la meditación, construido en piedra unos años antes. Invitaba a la soledad y a la tranquilidad del alma.


26. Estaba desanimado. La visión de la anciana con la cuerda alrededor del cuello no lo dejaba en paz. La crueldad era incomprensible. ¿Quién podía hacer algo semejante? ¿Por qué no darle un hachazo en la cabeza para acabar con ella en el acto? ¿Por qué torturarla?


27. Ella estiró la mano y la puso sobre la de él. Pero no dijo nada. Y en ese momento Kurt Wallander comprendió que se había acabado. Nada podía cambiar el divorcio. Podrían cenar juntos quizá. Pero sus vidas iban irrevocablemente por caminos separados. Su silencio no mentía.

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