Disfruta de estas 12 frases de "Amanecer"... ¿Acaso es posible huir o luchar si eso debe causar un grave perjuicio a quien quieres? Una decisión desencadena acontecimientos con consecuencias inimaginables.
Índice
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "Amanecer", de Stephenie Meyer son: afrontar las consecuencias, cambiar nuestra realidad, decisiones, enfrentar la realidad, miedos.
Frases de "Amanecer"
01. Hasta la última de mis terminaciones nerviosas cobró vida...
02. Ella era la única cosa que, sencillamente, tenía que salvar.
03. Vaya, veo que todo sigue exactamente igual por aquí: apestas, Jacob.
04. En todo caso, os aseguro una cosa: si nosotros caemos, vosotros nos acompañaréis.
05. No tengas miedo -le susurré-. Somos como una sola persona. De pronto me abrumó la realidad de mis palabras.
06. Con todo y eso, a decir verdad, en nuestros días razón y amor no hacen buenas migas.
07. Pero el hecho más significativo en esta oleada de felicidad era el más seguro de todos: iba a estar con Edward para siempre.
08. Quizá mi único mérito sería amar a Edward más de lo que nadie hubiera amado a otro en toda la historia del mundo.
09. - ¿Me estás regalando una casa por mi cumpleaños? -susurré. -Todos nosotros -me corrigió Edward-. Y no es más que una cabaña. Creo que la palabra "casa" implica algo más de espacio. -No te metas con mi casa -le susurré.
10. Durante sólo un instante, al escuchar la absoluta confianza que destilaba su voz, experimenté una extraña intuición. Pude ver, aunque fuera de forma muy fugaz, el modo en que él comprendía el mundo. Durante el tiempo que dura un latido, todo encajó y adquirió sentido por completo.
11. No sabía si podría llegar a soportar esto. Aunque sentía mucho miedo por mi vida, la de Edward y la del resto de mi familia, en nada se parecía al terror devastador que sentía por mi hija. Debía haber una manera de salvarla, incluso aunque no pudiera hacer otra cosa.
12. La luz del sol irrumpió a través de las ventanas traseras, arrancando chispas en la piel de Edward. Yo no había movido los ojos de los suyos desde que Alice se había marchado. Nos habíamos pasado toda la noche mirándonos el uno al otro, con la vista fija en lo que ninguno de los dos podía soportar perder: al otro.
