Frases de A la sombra de las muchachas en flor

A la sombra de las muchachas en flor

23 frases de A la sombra de las muchachas en flor (A l'ombre des jeunes filles en fleurs) de Marcel Proust... Segundo volumen de "En busca del tiempo perdido", donde el joven, enfermizo e hipersensible Proust deja atrás su infancia para zambullirnos en el principio de su adolescencia.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Marcel Proust son: adolescencia, amor perdido, fuerza de la pasión, aristocracia, mayoría de edad, sexualidad, autobiografía, obras cumbres de la literatura universal, memorias.

Frases de Marcel Proust

Frases de A la sombra de las muchachas en flor Marcel Proust

01. Nuestros anhelos van enredándose unos con otros, y en esa confusión de la vida es muy raro que una felicidad venga a posarse justamente encima del deseo que la llamaba.


02. Por lo general, vivimos con nuestro ser reducido al mínimum, y la mayoría de nuestras facultades están adormecidas, porque descansan en la costumbre, que ya sabe lo que hay que hacer y no las necesita.


03. Pero no menos admirable que la semejanza de las virtudes es la variedad de los defectos. Todo el mundo tiene los suyos, y para seguir queriendo a una persona no tenemos más remedio que no hacer caso de ellos y desdeñarlos en favor de las demás cualidades.


04. El hábito forma el estilo del escritor, como forma el carácter del hombre, y el escritor que sintió varias veces el contento de haber llegado a un determinado punto de satisfacción en la expresión de su pensamiento planta así para siempre los jalones de su talento.


05. Y entonces me pregunté si la originalidad, prueba realmente que los grandes escritores sean dioses, cada uno señor de un reino independiente y exclusivamente suyo, o si no habrá en esto algo de ficción, y las diferencias entre las obras no serán más bien una resultante del trabajo que expresión de una diferencia radical de esencia entre las diversas personalidades.


06. Y así, sucede con todos los grandes escritores que la belleza de sus frases es imposible de prever, como la de una mujer que todavía no conocemos; es creación porque se aplica a un objeto exterior en el que están pensando -y no en sí mismo- y que aun no habían logrado expresar.


07. Así como los sacerdotes, por señorear una gran experiencia del corazón humano, pueden perdonar tanto mejor pecados que ellos no cometen, lo mismo el genio, por poseer una gran experiencia de la mente, es tanto más capaz de comprender las ideas más opuestas a las que constituyen el fondo de su propia obra.


08. (...) Llevaba yo en mis viejos ensueños que databan de mi infancia, y en estos ensueños toda la ternura que vivía en mi seno, pero que precisamente por ser mía no se distinguía de mi corazón, se me aparecía como traída por un ser enteramente distinto de mí.


09. Cuando se está enamorado, el amor es tan grande que no cabe en nosotros: irradia hacia la persona amada, se encuentra allí con una superficie que le corta el paso y le hace volverse a su punto de partida; y esa ternura, que nos devuelve el choque, nuestra propia ternura, es lo que llamamos sentimientos ajenos, y nos gusta más nuestro amor al tornar que al ir, porque no notamos que procede de nosotros mismos.


10. Hay nombres de ciudades que sirven para designar, en abreviatura, su iglesia principal: Vecelay, Chartres, Bourges o Beauvais. Esta acepción parcial en que ha mentido tomamos el nombre de la urbe acaba cuando se trata de lugares aún desconocidos por esculpir el nombre entero; y desde ese instante, siempre que queremos introducir en el nombre la idea de la ciudad que aún no hemos visto, él le impone como un molde las mismas líneas, del mismo estilo, y la transforma en una especie de inmensa catedral.


11. Los productores de obras geniales no son aquellos seres que viven en el más delicado ambiente y que tienen la más lúcida de las conversaciones y la más extensa de las culturas, sino aquellos capaces de cesar bruscamente de vivir para sí mismos y convertir su personalidad en algo semejante a un espejo, de tal suerte que su vida por mediocre que sea en su aspecto mundano, y hasta cierto punto en el intelectual, vaya a reflejarse allí: porque el genio consiste en la potencia de reflexión y no en la calidad intrínseca del espectáculo reflejado.


12. La felicidad es en amor un estado anormal, en el cual cualquier accidente, por aparentemente sencillo que sea, y que puede ocurrir en todo momento, cobra una gravedad que no implicaría por sí solo dicho accidente. Lo que constituye nuestra felicidad es la presencia en el corazón de una cosa inestable que nos arreglamos de modo que se mantenga perpetuamente, y que casi no notamos mientras no hay algo que la desplace. En realidad, en el amor hay un padecer permanente, que la alegría neutraliza, aplaza y da virtualidad, pero que en cualquier instante puede convertirse en aquello que hubiese sido desde el primer momento de no haberle dado todo lo que pedía, es decir, en pena atroz.


13. La sabiduría es una manera de ver las cosas.


14. (...) La vida está llena de milagros de estos, milagros que pueden esperar siempre los enamorados.


15. El tiempo libre de que disponemos cada día es elástico: las pasiones que sentimos lo dilatan, las que inspiramos lo acortan y el hábito lo llena.


16. Lo que nos sirve de ayuda para preservar de riesgo nuestro futuro no es la alegría del presente, sino la prudente reflexión de lo pasado.


17. Todos sabemos, cuando ya hemos dejado de amar, que ni el olvido ni siquiera el recuerdo vago hacer sufrir tanto como unos amores sin ventura.


18. Como dicen que en materia amorosa lo que determina las preferencias de cada individuo es el interés de la especie.


19. La belleza no es más que una serie de hipótesis y la fealdad la reduce.


20. Todos necesitamos alimentar en nosotros alguna vena de loco para que la realidad se nos haga soportable.


21. La persona más perfecta tiene siempre un determinado defecto que choca o da rabia.


22. La fotografía gana un poco de la dignidad que le falta cuando deja de ser reproducción de una realidad y nos enseña cosas que ya no existen.


23. Un idioma desconocido es un palacio cerrado donde nuestra amada puede engañarnos sin que nosotros, que nos quedamos fuera crispados por la impotencia, nos sea dable ver ni impedir nada.

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