Chilla la grulla con voz que desgarra el banano.
A los ojos de un cobarde, la grulla que vuela sobre los arrozales parece un estandarte enemigo y le hace temblar de miedo.
La vida es como la huella dejada por una solitaria grulla en la nieve, visible un instante y luego desaparece.
Al menos hay un sentimiento en mí que se intensifica con cada año que pasa: un ansia de ver a las grullas. En esta época del año observo el cielo desde la colina. Hoy no han venido. Sólo había gansos silvestres. Los gansos serían bellos si no existieran las grullas. "La mesa limón" (2004), Julian Barnes
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