Frases de Yukio Mishima - Página 24

01. Entre la faz de un vivo y la de un muerto hay la distancia de un insondable abismo, el abismo donde la vida se ha tambaleado; la faz del muerto vuelve hacia nosotros solamente un residuo, el armazón de una máscara, después de su caída en las profundidades desde las cuales ya no le es posible remontarse. "El pabellón de oro" (1956)

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02. Entonces me quedé petrificado. Mi voluntad también, y mi deseo. El mundo exterior había roto todo contacto con mi universo interior y empezó a vivir fuera de mí una existencia absoluta, independiente. "El pabellón de oro" (1956)

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03. Lo que hace cambiar el mundo es el conocimiento. ¿Lo comprendes? Nada más que eso puede transformar el mundo. El simple conocimiento puede cambiarlo con todo y dejarlo tal como es, invariable. "El pabellón de oro" (1956)

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04. El pensamiento de que la Belleza, sin yo saberlo, pudo ya existir antes en alguna parte, me causaba invenciblemente un sentimiento de malestar y de irritación; pues si la Belleza existía efectivamente en este mundo, era yo quien, por su existencia misma, me hallaba excluido de él. "El pabellón de oro" (1956)

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05. El templo estaba suspendido en lo alto del acantilado, sobre el mar. Detrás del acompañamiento, las nubes de verano se alzaban en espiral sobre el mar encrespado de Japón, bloqueando el horizonte. "El pabellón de oro" (1956)

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06. La inutilidad de lo Bello, la Belleza que no deja ningún rastro una vez salida de su cuerpo, he aquí lo que a él le gustaba. Solamente eso. "El pabellón de oro" (1956)

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07. Su pálido rostro mostraba una cierta belleza severa; una belleza intrépida, como la de ciertas mujeres bonitas, que para nada se veía menoscabada por su defecto físico. "El pabellón de oro" (1956)

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08. Nadie me prestó atención. Ocurría lo mismo que durante aquellos veinte años que acababan de transcurrir; aquello no hacía sino continuar. Una vez más, yo no contaba para nada. En todos los rincones de Japón había un millón, diez millones de personas que no llamaban ninguna atención; yo formaba parte de ellas. Que aquellas personas quisieran vivir o morir, al mundo se le importaba una higa. "El pabellón de oro" (1956)

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09. Felicidad...Una felicidad que se resiste a ser descrita. "El marino que perdió la gracia del mar" (1963)

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10. Los únicos recuerdos de su vida eran de eterna devastación: pobreza, enfermedad y muerte. Al convertirse en marino, se había apartado de la tierra para siempre. "El marino que perdió la gracia del mar" (1963)

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11. Si yo fuera una ameba -pensaba-, con un cuerpo infinitesimal, podría derrotar a la fealdad, pero el hombre no es lo suficientemente diminuto ni gigante para vencer a nada. "El marino que perdió la gracia del mar" (1963)

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12. No se enfrentaba ya con la borrasca del océano, sino con la leve brisa que sopla sin tregua sobre la tierra. "El marino que perdió la gracia del mar" (1963)

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Kenzaburo Oe Natsume Soseki Osamu Dazai

Yukio Mishima

Yukio Mishima
  • 14 de enero de 1925
  • Tokio, Japón
  • 25 de noviembre de 1970
  • Tokio, Japón

Escritor, novelista, dramaturgo, poeta, ensayista, crítico y actor japonés de nombre Kimitake Hiraoka, considerado uno de los más grandes escritores de la historia del Japón.

Sobre Yukio Mishima

Yukio Mishima nace en el seno de una familia de clase alta y fue criado por su abuela Natsu, de aspiraciones aristocráticas y proveniente de una familia vinculada a los samurái de la era Tokugawa.

Estudió en la exclusiva escuela Gakushüim, donde escribió su primer cuento en 1938 y en 1941 su primer libro de relatos.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1938-1945) no pudo cumplir el servicio militar por estar enfermo de tuberculosis, suceso que él mismo entendió como una humillación y que se convirtió un trauma lacerante e imborrable y en su lugar trabajó en una fábrica aeronáutica.

En 1947 Yukio Mishima obtuvo un doctorado en Derecho por la Universidad de Tokio y comenzó a trabajar como funcionario en el Ministerio de Finanzas japonés, pero tras un breve tiempo abandonó el empleo para dedicarse por entero a la actividad literaria.

En junio de 1949 publicó "Confesiones de una máscara", obra que cosechó un inmediato éxito y que supuso su definitiva consagración en el mundo literario.

Desde 1955 emprendió un intenso programa de actividad física que incluía levantamiento de pesas y artes marciales y tiempo después realizó adiestramiento militar en la base de Sietai, junto con un grupo de estudiantes universitarios.

Después de una breve relación con Michiko Shoda (quien tiempo después se convertiría en esposa del Emperador Akihito), se casó con Yoko Sugiyama en 1958 y tiempo después la pareja tuvo dos hijos.

Entre 1966 y 1970 publica su obra cumbre, la tetralogía "El mar de la fertilidad", compuesta por las novelas "Nieve de primavera" (1966), "Caballos desbocados" (1968), "El templo de la aurora" (1970) y "La corrupción de un ángel" (1970), completada esta última el mismo día de su muerte.

Tras ocupar la sede del estado mayor nipón en un intento de forzar la recuperación de los ideales heroicos de preguerra, se quitó la vida mediante el rito del seppuku al grito de "Larga vida al emperador".

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