01. El dominio viene de la práctica, la práctica viene de la experimentación juguetona y compulsiva y de una sensación de algo maravilloso. El músico, el atleta, el bailarín continúan con su práctica a pesar de los músculos doloridos y de quedarse sin aliento. Este nivel de actuación no lo logra ninguna exhortación calvinista del superyó, a través de sentimientos de culpa u obligación. En la práctica el trabajo es juego, es intrínsecamente gratificante. Es sentir a nuestro niño interno que pide jugar sólo cinco minutos más.
02. Mi hijo Jack, de cuatro años, vio que yo estaba por colocar una vieja película del Zorro en la reproductora de video. Me preguntó si se trataba de una película color o gris. Esta realidad me hizo reír en reconocimiento, puesto que las películas en "blanco y negro" nunca son blanco y negro, sino distintos matices de gris. La razón por la cual consideramos a los niños tan creativos cuando se aparecen con ideas como éstas, no es porque sean inventivos en el sentido de inventar cosas raras o locas, sino más bien porque ven lo que realmente está delante de sus ojos sin prejuicio alguno.
03. Tú y yo podemos hacer brillar nuestra luz gracias a todo lo que hemos aprendido y absorbido de otros, vivos y muertos. Esto es, en parte, lo que significa un ser independiente. Así, nos damos cuenta de que la originalidad no es lo mismo que la novedad. Se hace mucho arte realmente horrible en un intento por ser nuevo o inteligente o para sorprender a la gente. Originalidad significa que tú eres el origen, que genuinamente eso proviene de ti. No es falta de originalidad leer los clásicos, aprender de los seres queridos, volver al pasado y hasta imitarlo. Pero aprendemos de los maestros haciendo brillar nuestra propia luz sobre ellos.
04. Muchos actos de creatividad, tanto en el arte como en la ciencia, consisten en encontrar algo, un pedazo de chatarra, que se convierte en la piedra fundamental de nuestro trabajo. Picasso hizo estatuas maravillosas a partir de todo tipo de chatarra. En 1928 Alexander Fleming descubrió la penicilina cuando un poco de moho entró por la ventana y se instaló en un plato de Petri, arruinando su colonia de bacterias. Algún otro científico pudo haber calificado a ese moho como algo contaminante o un conjunto de datos incorrectos, pero Fleming observó con curiosidad los círculos de bacterias muertas alrededor del moho y su curiosidad dio origen a los antibióticos modernos.