06. Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, como en tu rostro y en tus acciones vía que con palabras no te persuadía, que el corazón me vieses deseaba.
San Miguel Nepantla, Tepetlixpa, Estado de México, México
17 de abril de 1695
Ciudad de México, México
Religiosa católica, poeta y dramaturga mexicana, apodada "El Fénix de América" o "La décima Musa" por la importancia de su obra.
Sobre Sor Juana De La Cruz
Juana Inés de la Cruz nació en un pueblo del valle de México, de madre criolla Isabel Ramírez y padre militar español, Pedro Manuel de Asbaje.
De pequeña aprendió Náhuatl (lengua uto-azteca hablada en México y América Central) y a leer y escribir castellano promediando los tres años.
Gracias a la frondosa biblioteca del abuelo, Juana Inés de la Cruz leyó a los clásicos griegos y romanos y la teología del momento, aprendió latín en forma autodidacta.
En 1665, admirada por su talento y precocidad, fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo.
Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
En 1667, Juana Inés de la Cruz ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México, pero al poco tiempo tuvo que abandonar por problemas de salud.
Dos años más tarde entró en la Orden de San Jerónimo, permaneciendo ahí por el resto de su vida y siendo visitada por las personalidades más ilustres de la época.
Tuvo varios inconvenientes por su actividad como escritora, hecho que estaba mal visto en la época y que Juana Inés de la Cruz siempre defendió, reivindicaba el derecho de las mujeres al aprendizaje.
Poco antes de su muerte, fue obligada por su confesor a deshacerse de su biblioteca y su colección de instrumentos musicales y científicos para no tener problemas con la Santa Inquisición, muy activa en ese tiempo.
Muere por una epidemia de cólera a los cuarenta y tres años, mientras ayudaba a sus compañeras enfermas.
El surgimiento de Sor Juana De La Cruz a fines del siglo XVII fue un milagro cultural y toda su vida fue un constante esfuerzo de porfiada superación personal e intelectual.