01. Nuestra atención quedó prendida en aquel espectáculo inusitado, que no tardó en hacerse aún más interesante, porque, cuando apenas habían pasado la curva del puente, uno de los caballos del tiro de desbocó y, contagiando su pánico a los otros, arrancó a todo el tiro con un galope desenfrenado, irrumpiendo entre los caballeros que precedían al carruaje, y avanzando a nosotros con la violencia y la furia de un huracán.
02. Querida, sé que tu corazón se siente herido. No me juzgues cruel: me limito a obedecer una ley ineludible que constituye mi fuerza y mi debilidad. Si tu corazón está herido, el mío sangra con el tuyo. En medio de mí gran tristeza, vivo de tu exuberante vida, y tú morirás, morirás dulcemente por la mía. Es algo inevitable. Y así como yo me acerco a ti, tú, a tu vez, te acercarás a otros y aprenderás el éxtasis de la crueldad, que es una forma del amor.
03. En los pocos años que me quedan de vida sólo deseo tener ocasión de una cosa: vengarme. Y, afortunadamente, la venganza puede realizarse aún por medio de un brazo mortal. - ¿De qué venganza está hablando? – preguntó mi padre, cada vez más asombrado. -Quiero cortar la cabeza del monstruo – respondió el general en un acceso de cólera, golpeando el suelo con el pie y alzando sus manos como si empuñara un hacha invisible y la blandiera ferozmente en el aire.
04. Desperté de repente de un sueño agitado y me pareció encontrarme en una habitación muy distinta a mi nursery, una estancia cuyas paredes estaban revestidas de madera de color oscuro y que aparecía llena de camas, sillas y otros muebles. Recuerdo que las camas estaban vacías y que en la habitación no había nadie más que yo. Contemplé la habitación con gran curiosidad, admirando, entre otras cosas, un gran candelabro de hierro de dos brazos que reconocería entre mil si volviera a verlo.
05. Un filósofo médico, como a bien tiene usted llamarme, dado a elaborar teorías con ayuda de casos que él mismo busca, casos que observa y analiza con más tiempo y autoridad y, en consecuencia, con mucha mayor minuciosidad que un practicante común y corriente, sin darse cuenta adquiere el hábito de la observación, el cual va con él a todo sitio y el cual ejerce, como dirían algunas personas, con impertinencia en todo material que presente una mínima probabilidad de recompensar la investigación.
06. Opino que el hombre esencial es un espíritu, que ese espíritu es una sustancia organizada, pero distinta en lo material de lo que solemos comprender por materia, como ocurre con la luz o la electricidad; que el cuerpo material es, en el sentido más literal, una cobertura y que, en consecuencia, la muerte no interrumpe la existencia del hombre vivo, sino que simplemente lo extrae de su cuerpo natural, proceso iniciado en el momento justo de eso llamado muerte y cuya culminación, cuando mucho ocurrida unos cuantos días después, es la resurrección "en el poder".
07. Los espíritus malignos asociados con el hombre son, en verdad, de los infiernos; pero cuando están con el hombre no están ya en el infierno, pues se los saca de allí. El lugar donde entonces se encuentran yace a medio camino entre el cielo y el infierno, y recibe el nombre de mundo de los espíritus; cuando los espíritus malignos compañeros del hombre se encuentran en ese mundo, no sufren un tormento infernal, pues viven en todo afecto y todo pensamiento del hombre y, por tanto, en todo aquello que el hombre goza. Cuando se los remite al infierno, regresan a su estado anterior.