01. ¿Qué nos sucede? ¿Cuáles son los límites? ¿Quién pone los límites? ¿Quién los inventa? ¿Dónde están? ¿Hasta dónde puedo llegar? Cuando escriba la novela, con ella de protagonista, ¿Qué podré decir de todo esto? ¿Qué debo decir a medias, insinuar? ¿Debo decirlo todo? ¿Tengo valor para llegar hasta el final y desnudarme totalmente? ¿Es necesario? Soy un exhibicionista. Striptease. Eso es lo que hago: striptease.
02. No es un asunto de hombre o mujer. Es cuestión de punto de vista. A mí siempre me ha gustado el sexo. El amor es otra cosa. Me ha sucedido con mujeres que me gustaban mucho sexualmente. Pero sólo era ese momento. Sería una complicación inútil si además de sexo se mezcla amor, cariño, buenos sentimientos. ¿No te ha sucedido?
03. La carne es débil. Por lo menos la mía es débil y pecadora. Y supongo que a todos les sucede lo mismo con sus carnes, pero a la gente le molesta enterarse y hasta han inventado los conceptos decencia e indecencia. Solo que nadie sabe precisar dónde están las fronteras que separan a decentes e indecentes.
04. Si vives en un lugar como éste no puedes escribir lentamente. Aquí todo se deshace en las manos. Nada perdura. Y tienes que salir a buscar más. Así todos los días. Ella guarda silencio. Nos gusta. Las personas sólo se permiten callar un buen rato y disfrutar el silencio entre dos cuando están juntas, una al lado de la otra.
05. Si te fallan los nervios tienes que renunciar. Los diplomáticos desarrollamos trucos para sobrevivir. Igual que en cualquier oficio peligroso. Los paracaidistas, los astronautas, los bomberos. Cada oficio tiene sus trucos. -Por suerte no me gustan esos oficios tan peligrosos. -El tuyo es terrible, Pedro Juan. El peor de todos. Los poderosos temen a las ideas y a la palabra. Se aterran.
06. Es la ley del sobreviviente. El equilibrio de ese cementerio me maravilla. Me gusta saber que existe y que está ahí. Pero no vivimos en los cementerios ni en la eternidad. Este pedazo de tiempo, o de eternidad, que se llama vida, es brutal, salvaje y doloroso. Y hay que sobrevivir. Como sea. Con garras y colmillos. Hay que defenderse y luchar.
07. No me interesa lo decorativo, ni lo hermoso, ni lo dulce, ni lo delicioso. (...) El arte sólo sirve para algo si es irreverente, atormentado, lleno de pesadillas y desespero. Sólo un arte irritado, indecente, violento, grosero, puede mostrarnos la otra cara del mundo, la que nunca vemos o nunca queremos ver para evitarle molestias a nuestra conciencia.
08. Él estaba encabronado. Y ya hay que hacer otras cosas para tranquilizarlo y que siga conmigo. Ná, los espíritus se ponen celoso o les da rabia que uno no los atienda. Son igual que nosotros. Tienen su fuerza y su poder y ayudan, pero hay que tenerlos contentos. Hay que complacerlos, dedicarles tiempo, compartir con ellos.
09. El pobre en un país pobre solo puede esperar a que el tiempo pase y le llegue su hora. Y en ese intermedio, desde que nace hasta que muere, lo mejor es tratar de no buscarse problemas. Pero a veces uno sí se busca problemas. Caen del cielo. Así, gratuitamente. Sin buscarlo.
10. No sabía dónde iba. Con hambre y sin dinero. Su suerte y su desgracia es que vivía exactamente en el minuto presente. Olvidaba con precisión el minuto anterior y no se anticipaba ni un segundo al minuto próximo. Hay quien vive al día. Rey vivía al minuto.
11. El arte no sirve para propaganda y está más que demostrado... Cuando alguien quiere hacerlo produce mierda. Un escritor puede ayudar al desarrollo social, es la conciencia de la sociedad, pero de manera indirecta. La literatura es una herramienta de reflexión y yo escribo por la necesidad de decir cosas interesantes, nunca para ganar dinero.
+ Frases de Responsabilidad social
12. Es increíble que una isla con tantos problemas tenga una vida cultural impresionante con escritores, poetas, músicos y artistas de todo tipo. El único problema es que a todo eso le es muy difícil tener una proyección internacional que muchas veces tiene que ver más con el azar.