01. ¿Y qué pasaba con la debilidad de los chinos por el juego? ¿Acaso no era una especie de pronóstico y especulación? En mi opinión lo era, pero para los chinos las apuestas no son racionales. No se trata de un indicio coherente de un resultado posible. Es una juerga, algo imprudente con un chispazo de histeria. Se puede apostar por el resultado de un combate entre dos grillos (se trata de un pasatiempo popular chino) o a un lanzamiento de dados porque el triunfo depende, exclusivamente, de la suerte o la buena fortuna: cualidades espirituales. Pero la política no era moral ni una lotería. Se relacionaba con la ambición, la búsqueda de poder y la codicia y no sólo era imposible de interpretar sino que se la consideraba inadecuada como motivo de apuestas. Los chinos estaban dispuestos a apasionarse por un grillo, pero jamás por un comisario. "En el gallo de hierro" (1988)
+ Frases de Especulación + Pensamientos de "En el gallo de hierro"
02. Leer sobre un lugar lejano puede ser un placer en sí mismo, y uno puede agradecer el hecho de estar leyendo el relato de un mal viaje sin tener la nariz llena de polvo ni el sol en la cabeza. Pero leer puede ser también un poderoso estímulo para viajar. Y eso me ocurrió a mí desde el principio. La lectura y la inquietud -la insatisfacción en casa, la amargura de estar encerrado y cierta idea de que el mundo real estaba en otro sitio- me hicieron viajero. Si Internet fuera todo lo que se dice que es, todos nos quedaríamos en casa y seríamos brillantes, profundos e ingeniosos. Pero, con tanta información contradictoria, hay más razones que nunca para viajar: ver más de cerca, aprender más, distinguir lo auténtico de lo falso; comprobar, oler, tocar, saborear, oír y, a veces -cosa importante -, sufrir las consecuencias de esa curiosidad. "El último tren a la zona verde" (2013)
+ Frases de Inquietud + Pensamientos de "El último tren a la zona verde"