01. No sé por qué cuento todo esto. Y sobre todo a ti, que eres un extraño.
02. Por lo general la gente ignora las razones que existen para ser modestos.
03. Según la costumbre de las almas sencillas, traducía con gestos y ademanes sus preocupaciones.
04. No, nada hay de humillante en mostrarse a los demás tal cual se es y nadie tiene la propiedad exclusiva de su yo.
05. La visión de las tres cruces, apenas perceptibles allá arriba, daba escalofríos. Seguramente iba a suceder algo terrible.
06. Es difícil comprender a un ser humano que no se odia; uno se halla ante él desarmado, sin nada para ponerlo al descubierto.
07. ¿Cómo es posible querer sufrir, cuando no es necesario y nadie obliga a uno a sufrir? Era incomprensible. Esa sola idea, en verdad, inspira una especie de repugnancia.
08. Yo también leo en el libro de la noche. Pero no puedo interpretarlo. Mi sabiduría consiste en ver lo que está escrito y también en comprender que eso no puede descifrarse
09. Había mucha gente y mucho tiempo pasó antes que todo hubiese concluido. Pero los crucificados no cesaban de dirigirse palabras de consuelo y de esperanza. A Barrabás nadie le hablaba.
10. Es posible que todo tenga un sentido, cuanto sucede y cuanto preocupa a los hombres. Pero la vida ni tiene ni puede tener sentido alguno. Por consiguiente, es imposible descubrírselo.
11. Yo quiero ser el único propietario de todo lo que es mío. Nadie tiene el derecho de apoderarse de eso. Lo que es mío no puede ser más que mío. Y debe serlo hasta después de mi muerte.
12. El entusiasmo no es el mismo que la primera vez, pero uno se resigna a lo inevitable. La gente empieza a comprender que hay que aceptar el destino y que no es posible vivir solamente para ser feliz.