01. Según las cosas que a uno le proporcionen la felicidad, éstas conducirán a un juego en el que la suma siempre será cero: como una adicción, que requiere constantes dosis de adquisiciones y, a menudo que se tenga más de algo que los vecinos, nada de lo que se tiene importa demasiado.
02. A pesar de sus buenas intenciones, los libros no pueden darnos recetas de cómo ser felices. Puesto que la experiencia óptima depende de la capacidad de controlar lo que sucede en nuestra conciencia momento a momento, cada persona lo consigue basándose en su propio esfuerzo y creatividad.
03. En todo período histórico han habido personas que se han preocupado de algo más que de su propio beneficio, que se han sentido realizados dedicándose a la mejora del bien común, la lucha entre el egoísmo y el altruismo en la historia se ha manifestado como los períodos de luz y de sombra en una tarde de verano.
04. Una organización empresarial cuyos empleados son felices es más productiva, tienen la moral más alta y cambia menos de personal. Por consiguiente, cualquier directivo que quiera que su organización prospere ha de saber qué es lo que hace feliz a la gente y poner en práctica ese conocimiento de la forma más eficaz posible.
05. No sólo son los seres humanos los que son más felices cuando hacen las cosas lo mejor que saben. Todo organismo tiende hacia la autorrealización. Cuando los perros pastores cuidan el ganado es cuando son más felices; en ese momento cambia toda su conducta: se centran y están alerta, tienen un aire orgulloso y se mueven con gracia y finalidad.
06. La evolución ha ido avanzando hacia la cumbre de la complejidad y, tanto si nos gusta como si no, la cumbre en estos momentos somos nosotros. De nosotros depende que la evolución continúe produciendo formas más complejas en el futuro. Podemos ayudar a hacer que este mundo sea un lugar más increíble que nunca o acelerar su retorno al polvo inorgánico.
07. (...) Hasta la actualidad, donde cada año sacamos nuevos modelos de automóviles y la producción y el intercambio de productos sólo tiene sentido si suponemos que mejoran la calidad de nuestra experiencia. Los clientes están dispuestos a pagar por productos y servicios que creen les harán felices. La pregunta es: ¿Qué es lo que en realidad conduce a la felicidad?
08. El mercado libre puede ser la mejor institución económica que hemos diseñado, pero el problema es que proveerá cualquier producto para el que haya suficiente demanda, sin importarle los beneficios reales. De este modo, muchos negocios se aprovechan de la creencia de que más posesiones mejoran la calidad de vida, contribuyendo así al materialismo galopante de nuestra cultura.
09. Tener el control en la vida nunca es fácil, y a veces puede ser hasta doloroso. Pero a largo plazo las experiencias óptimas añaden un sentimiento de maestría (o tal vez mejor sea decir, un sentimiento de participación al determinar el contenido de la vida) que está tan cerca de lo que queremos decir normalmente como felicidad como cualquier otra cosa que podamos imaginarnos.
10. Todos somos materialistas en cierta medida y no seríamos humanos si no fuera así. Pero las investigaciones recientes dan a entender que una preocupación excesiva por las posesiones materiales es insana. Las personas que dan mucha importancia a los valores materialistas tienden a estar más deprimidas, a tener menos amigos y menos relaciones estables. Son menos curiosas, tienen menos interés por la vida y se aburren más fácilmente.
11. (...) Pero, a pesar de siglos de debates, la cuestión de qué es realmente la felicidad y si de verdad existe, todavía no se ha resuelto. Quizás sólo sea el nombre que damos a un estado donde ya no queda nada que desear. Aunque el estado de la felicidad perfecta pueda ser una ilusión, reconocemos que relativamente todos estamos más satisfechos, contentos y dichosos en unos momentos que en otros. Es la búsqueda de estos momentos lo que constituye el summum bonum de cada individuo.
12. (...) Otro tipo de mal negocio es el estímulo de nuevos deseos que no aportan ninguna contribución significativa al bienestar humano. Es bastante obvio que nuestro agotador estilo de vida, en el que muchos adultos de clase media trabajan cada vez más horas, es el resultado de los símbolos de una buena vida: coches nuevos, casas más grandes, vacaciones más caras. Al mismo tiempo pierden la oportunidad de crecer como individuos, de alcanzar una autoestima digna, de forjar relaciones sólidas.