Frases de Miguel Hernández - Página 4

01. No me llaga ningún mal ni ninguna cuerda rota: lo que tu atención hoy nota fue siempre en mí natural. "El labrador de más aire" (1937)

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02. Cuerpos que nacen vencidos, vencidos y grises mueren: vienen con la edad de un siglo, y son viejos cuando vienen. "Viento del pueblo" (1937)

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03. El número de sangres que el mundo iluminó en dos halló el principio: tú y yo. "Cancionero y romancero de ausencias" (1938)

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04. Aquí tengo una voz enardecida, aquí tengo un vida combatida y airada, aquí tengo un rumor, aquí tengo una vida. "Viento del pueblo" (1937)

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05. ¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada! No sabe andar despacio, y acuchilla cuando menos se espera su turbia cuchillada. "Viento del pueblo" (1937)

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06. La fábrica se halla guardada por las flores, los niños, los cristales, en dirección al día. Dentro de ella son leves trabajos y sudores, porque la libertad puso allí la alegría. "El hombre acecha" (1939)

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07. Cuerpos como un mar voraz, entrechocado, furioso. Solitariamente atados por el amor, por el odio, por las venas surgen hombres, cruzan las ciudades, torvos. "Cancionero y romancero de ausencias" (1938)

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08. Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas, cicatrices y heridas, señales y recuerdos del hambre, contra tantas barrigas satisfechas: cerdos con un origen peor que el de los cerdos. "El hombre acecha" (1939)

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09. Aquí estoy para vivir mientras el alma me suene, y aquí estoy para morir, cuando la hora me llegue, en los veneros del pueblo desde ahora y desde siempre. Varios tragos es la vida y un solo trago es la muerte. "Viento del pueblo" (1937)

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10. Teme que el barro crezca en un momento, teme que crezca y suba y cubra tierna, tierna y celosamente tu tobillo de junco, mi tormento, teme que inunde el nardo de tu pierna y crezca más y ascienda hasta tu frente. "El rayo que no cesa" (1936)

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11. Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas. "Viento del pueblo" (1937)

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12. No hay quien sitie la vida, no hay quien cerque la sangre cuando empuña sus alas y las clava en el aire. "Viento del pueblo" (1937)

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Blas de Otero Joan Manuel Serrat Jorge Guillén Luis Cernuda Pedro Salinas

Miguel Hernández

Miguel Hernández
  • 30 de octubre de 1910
  • Orihuela, Alicante, España
  • 28 de marzo de 1942
  • Alicante, España

Escritor, poeta y dramaturgo español, autor de "El rayo que no cesa" (1936), "Viento del pueblo" (1937), "El labrador de más aire" (1937) y "El hombre acecha" (1939).

Sobre Miguel Hernández

Miguel Hernández nació en el seno de una familia humilde de Orihuela, Levante español, dedicada al pastoreo.

Su niñez y adolescencia transcurren por la aireada y luminosa sierra oriolana, ayudando a su padre en la crianza y cuidado de cabras.

Entre 1915 y 1916, Miguel Hernández estudia en el centro de enseñanza "Nuestra Señora de Monserrate", luego asiste a la Escuela del Ave María.

En 1925 abandona sus estudios ante una crisis económica que atraviesa la familia, ayudando a su padre a tiempo completo.

En este contexto, Miguel Hernández aprovechó sus horas de pastoreo para seguir estudiando de manera autodidacta, convirtiéndose en un lector apasionado.

En 1930 comienza a publicar poemas en el semanario "El Pueblo de Orihuela" y en el diario "El Día de Alicante".

Un año más tarde realiza su primer viaje a Madrid con un puñado de poemas y la abnegada ayuda económica de sus amigos oriolanos, pero debe volverse al poco tiempo.

Nuevamente en su ciudad natal, Miguel Hernández continúa sus intensas lecturas y sigue escribiendo poesía, mientras sus amigos le preparan algunas actuaciones en público.

En la primavera de 1934 realiza su segundo viaje a Madrid, obteniendo rápidamente empleo como colaborador en las Misiones Pedagógicas y más tarde secretario y redactor de la enciclopedia "Los toros".

Miguel Hernández colabora además con la "Revista de Occidente" y entabla amistad con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda.

Su poesía por entonces se hace más social y manifiesta a las claras un compromiso político con los más pobres y desheredados.

En diciembre de 1935 muere su fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé, y Miguel Hernández le dedica su extraordinaria Elegía.

El estallido de la Guerra Civil Española (1936-1939) hace que se aliste en el Quinto Regimiento del bando republicano, donde va pasando por diversos frentes: Boadilla del Monte, Pozuelo, Alcalá.

En marzo de 1937, Miguel Hernández contrae matrimonio en Orihuela con el amor de su vida, Josefina Manresa, volviendo al frente rápidamente.

En 1939, ante la desbandada general del frente republicano, intenta cruzar la frontera portuguesa y es devuelto a las autoridades españolas.

Comienza así la peregrinación de Miguel Hernández por diversas cárceles, hasta ser trasladado al penal de Torrijos (Toledo), de donde, gracias a las gestiones que realiza Pablo Neruda, sale en libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939.

Se traslada entonces a su pueblo natal, donde es encarcelado nuevamente en el seminario de San Miguel, convertido en prisión.

En 1942 se le declara una "tuberculosis pulmonar aguda" y la vida de Miguel Hernández se va consumiendo inexorablemente hasta fallecer a los treinta y un años de edad.

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