Frases de Matsuo Basho - Página 7

01. Las voces de gente regresan al camino atardecer de otoño.

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02. Más blanco que las piedras de la montaña rocosa el viento de otoño.

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03. Un cuco llama y entre los densos bambúes veo la luna.

+ Frases de Cuco


04. Salpicados de barro Por el rocío Los melones parecen frescos.

+ Frases de Barro


05. Suave brisa. La sombra de la glicina apenas tiembla.

+ Frases de Brisa


06. A la luz de la luna había flores y solo era un campo de algodón.

+ Frases de Flores


07. Habiendo enfermado en el camino, mis sueños merodean por páramos yermos.

+ Frases de Camino


08. A los que contemplan la luna, las nubes a veces ofrecen una pausa.

+ Frases de Nubes


09. Albergue pobre. Los gemidos del perro en la lluvia nocturna.

+ Frases de Intemperie


10. Del extremo de la hierba en cuanto cae alza el vuelo la luciérnaga.

+ Frases de Luciérnagas


11. Esta puesta del sol otoñal. Pareciera ser el País de las sombras.

+ Frases de Sol


12. En medio del llano canta la alondra libre de todo.

+ Frases de Alondra

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Matsuo Basho

Matsuo Basho
  • 1644
  • Ueno, Iga, Mie, Japón
  • 28 de noviembre de 1694
  • Osaka, Japón

Poeta japonés, considerado el padre de los haikus de nombre real Matsuo Munefusa.

Sobre Matsuo Basho

Nacido en una familia noble, Matsuo Basho fue el segundo de los seis hermanos.

En 1653 comenzó a servir como paje del hijo de la familia poderosa donde trabajaba su padre, un samurái de rango bajo.

Matsuo Basho es el acompañante y discípulo del poeta y jefe samurái Toudou Yoshitada, quien lo prepara como Samurái.

En 1657 muere repentinamente su maestro, representando un duro golpe para Basho, que pide separarse del servicio de la familia.

Al ser rechazada su petición huye a Kioto y sólo se sabe que se dedica a leer clásicos chinos y estudiar poesía.

En 1675 se traslada a Edo (Tokyo) y entra en el círculo de haiku de Edo, conociendo a los poetas más importantes del momento.

Progresivamente va adquiriendo reputación, desarrollando su particular estilo y creando su propia escuela donde concurren muchos discípulos.

En 1680 uno de sus discípulos, Sampu, le regala una casa junto al río Sumida, trasladándose a ella y cambiando el centro artístico del momento por una vida más tranquila en el campo.

Matsuo Basho escribe en 1686 el haiku más famoso de la literatura japonesa, inspirado en un estanque, una rana y lo que produce su inmersión.

A partir de entonces realizó numerosos viajes, narrando sus experiencias.

Matsuo Basho supo elevar los haikus a una composición poética, transformándola de una expresión de intelectualidad o ingenio verbal a una intuición de la naturaleza, impregnada del espíritu del budismo zen.

Toda la obra de Matsuo Basho es un encuentro constante con la naturalidad y con la humildad del que usa los versos para avanzar en su propio camino de superación espiritual.

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