Frases de Martin Buber - Página 2

01. Los conceptos se forman a base de nuestras máximas experiencias de un cierto género, que reconocemos como recurrentes. Y nuestras experiencias máximas del poder no son las de una fuerza que produce cambios inmediatos, sino las de una capacidad de poner en movimiento semejantes fuerzas, en forma directa o indirecta.

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02. El presente, y esto no significa el instante puntual que meramente designa en nuestro pensamiento el término del tiempo "transcurrido", la sola apariencia de una detención en este fluir, sino el instante realmente presente y pleno, sólo existe si hay presencia, encuentro y relación. La presencia nace cuando el Tú se torna presente.

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03. El hecho fundamental de la existencia humana no es ni el individuo en cuanto tal ni la colectividad en cuanto tal. Ambas cosas, consideradas en sí mismas, no pasan de ser formidables abstracciones, El individuo es un hecho de la existencia en la medida en que entra en relaciones vivas con otros individuos; la colectividad es un hecho de la existencia en la medida en que se edifica con vivas unidades de relación.

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04. Con espanto creciente fue dándose cuenta el hombre en la primera Guerra Mundial y, ciertamente, a los dos lados de la trinchera, que se hallaba entregado a potencias inabordables que, si bien parecían guardar relación con la voluntad de los hombres, se desataban de continuo, se burlaban de todos los propósitos humanos y traían consigo la destrucción de todos. Así se encontró el hombre frente al hecho más terrible: era como el padre de unos demonios que no podía sujetar.

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05. El amor es una acción cósmica. Para quien habita en el amor y contempla en el amor, los hombres se liberan de todo lo que los mezcla a la confusión universal; buenos y malvados, sabios y necios, bellos y feos, todos, uno después de otro, se tornan reales a sus ojos, se tornan otros tantos Tú, esto es, seres liberados, determinados, únicos; los ve a cada uno cara a cara. De una manera maravillosa surge de vez en cuando una presencia exclusiva. Entonces puedo ayudar, curar, educar, elevar, liberar. El amor es la responsabilidad de un Yo por un Tú.

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06. El acto envuelve un sacrificio y un riesgo. El sacrificio: la infinita posibilidad inmolada en el altar de la forma. Será menester arrasar todo lo que hasta ese momento aparecía en la perspectiva. Nada de ello penetrará en la obra. Así ha de ser por una exigencia de exclusividad. El riesgo: la palabra primordial sólo puede ser dicha por el Ser entero; quien se decida a decirla nada puede reservar de sí. La obra no tolera, como lo hacen el árbol y el hombre, que yo me aparte y descanse en el mundo del Ello; pues es la obra la que manda. Si no la sirvo bien, ella se quiebra o me quiebra a mí.

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07. La vida no se despliega precisamente cuando yo juego conmigo mismo este misterioso juego de ajedrez, sino cuando me encuentro colocado en la presencia de un ser con el que no he concertado ninguna regla de juego y con el que tampoco se podría concertar. La presencia del ser, ante el que estoy colocado, cambia su figura, su apariencia, su revelación, es diferente que yo, a menudo espantosamente diferente, y distinto a como me lo había figurado, a menudo espantosamente distinto. Si salgo a su paso, si acudo a él, si me encaro con él, realmente, esto es, con la verdad de todo mi ser, entonces y sólo entonces estoy yo "auténticamente" ahí; estoy ahí si realmente estoy ahí y la localización del "ahí" dependerá, en cada caso, menos de mi que de esa presencia del ser que cambia su figura y manifestación.

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08. Una conversación de verdad (esto es, una conversación cuyas partes no han sido concertadas de antemano sino que es del todo espontánea, pues cada uno se dirige directamente a su interlocutor y provoca en él una respuesta imprevista), una verdadera lección (es decir, que no se repite maquinalmente, para cumplir, ni es tampoco una lección cuyo resultado fuera conocido de antemano por el profesor, sino una lección que se desarrolla con sorpresas por ambas partes), un abrazo verdadero y no de pura formalidad, un duelo de verdad y no una mera simulación; en todos estos casos, lo esencial no ocurre en uno y otro de los participantes ni tampoco en un mundo neutral que abarca a los dos y a todas las demás cosas, sino, en el sentido más preciso, "entre" los dos, como si dijéramos, en una dimensión a la que sólo los dos tienen acceso.

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Emmanuel Lévinas

Martin Buber

Martin Buber
  • 8 de febrero de 1878
  • Viena, Austria
  • 13 de junio de 1965
  • Jerusalén, Israel

Filósofo, teólogo, profesor y escritor austríaco conocido principalmente por la elaboración de la filosofía del encuentro o del diálogo y férreo partidario de la unión entre israelíes y palestinos.

Sobre Martin Buber

Martin Buber nació en el seno de una familia de eruditos judía que se divorció tras su nacimiento, transcurriendo su infancia en la casa de sus abuelos paternos en Lemberg (Lviv, Ucrania).

Siendo su abuelo, Salomón Buber, un famoso erudito rabínico, Martin Buber aprendió la biblia y numerosos idiomas, como hebreo, alemán, francés y polaco.

En 1896 se trasladó a Viena para iniciar sus estudios de filosofía e historia del arte en la Universidad de Viena, que más tarde continuó en Leipzig (Alemania) para finalmente doctorarse en Berlín en 1904.

Tras unirse al movimiento sionista en 1898, Martin Buber se traslada a Zúrich (Suiza) para asistir al Tercer Congreso Sionista y conoce a Paula Winkler, que tiempo después se convirtió en su esposa.

En 1904, Martin Buber se dedicó plenamente a sus estudios, realizando también traducciones al alemán del autor Najman de Breslav, obteniendo buenas críticas.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Martin Buber ayudó a establecer la Comisión Nacional Judía, para mejorar la condición de los judíos que vivían en Europa del este.

En 1916 fundó el periódico Der Jude (El judío), que dirigió hasta 1924 y se convirtió en el órgano principal de los judíos de habla germana.

Entre 1923 y 1938, Martin Buber fue profesor en la Universidad de Frankfurt y paralelamente trabajó con Franz Rosenzweig en la traducción de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento), al alemán.

En 1923 publicó "Yo y tú", una de sus obras más importantes, donde plasma su idea de la filosofía del diálogo y la relación entre el hombre, el mundo y Dios.

En 1933, año en que los judíos fueron expulsados de todas las escuelas alemanas como consecuencia de la llegada al poder de Adolf Hitler, Martin Buber fundó la Oficina Central para la Educación de Adultos Judíos en Alemania, entidad de suma importancia después de la prohibición de ingreso de los judíos en las escuelas públicas.

En 1938 Martin Buber emigró a Jerusalén (Palestina, hoy Israel), donde enseño filosofía social en la Universidad Hebrea de Jerusalén hasta 1951.

En 1949 fundó el Instituto Israelí para la Educación de Adultos, que preparaba profesores para trabajar en el ámbito de la inmigración, dirigiéndolo hasta 1953.

En 1958 Martin Buber fue el editor jefe de la Enciclopedia para la Educación israelí y llegó a ser jefe de la asociación Ichud (Unión), un movimiento que apoyaba la cooperación y reconciliación entre árabes y judíos.

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