01. ¡Clava en tu carne tu hueso y echa a morder en el aire, que Dios no quiere contigo sino errar adivinándote!
02. No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser como los otros. No quiero ser feliz con permiso de la policía.
03. Prosa dura y magnífica de las calles de la ciudad sin inquietudes estéticas. Por ellas se va con la policía a la felicidad.
04. Y la vida es eterna, aunque yo no lo diga. Y la vida es lo que soy, en el llanto o el gozo. Y la vida es cualquier instante que se siga.
05. La toda tuya vida es como cada ola: saber matar, saber morir, y no saber retener su caudal, y no saber discurrir y volver a su principio, y no saber contenerse en su afán...
06. La justicia es unas estatuas feas en las plazas de las ciudades. Ninguna de ellas me gusta ni poco ni mucho -no son diosas ni mujeres. Yo amo la justicia de las mujeres sin túnica y sin divinidad.
07. (...) Sentí una necesidad agónica, toxicomaníaca, de inhalar, hasta reventarme los pulmones, el olor de ella: olor de escuelita, de tinta china, de encierro, de sol en el patio, de papel del estado, de anilina, de tocuyo vestido a flor de piel -olor de la tinta china, flaco y negro-, casi un tiralíneas de ébano, fantasma de vacaciones...Y esto era mi primer amor.