Frases de Martín Adán

01. ¡Sabiduría infinita de no saber olvidarte!

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02. El puerto, lleno de niebla, está demasiado romántico...

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03. No hay más alegría que la de ser un hombre bien vestido.

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04. El mundo no está precisamente loco, pero sí demasiado decente.

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05. Dios se encarna en un niño que busca los juguetes de tus manos.

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06. Tu corazón es una bocina prohibida por las ordenanzas de tráfico.

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07. Soy un animal acosado por su ser, que es una verdad y una mentira.

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08. Lejos, caía lluvia del cielo de tus manos -un cielo pequeñito, lívido, solitario-.

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09. La desesperación hace el domingo el lunes, y hace oler desayunos en todas las mañanas.

+ Frases de Desesperación


10. Yo no soy un gran hombre -yo soy un hombre cualquiera que ensaya las grandes felicidades.

+ Frases de Grandes hombres


11. ¿Quieres tú saber de mi vida? Yo sólo sé de mi paso, de mi peso, de mi tristeza y de mi zapato.

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12. ¡Por la eternidad intacta, por el designio incesante, por la persona infinita y por la obra interminable!

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César Moro José María Eguren

Martín Adán

Martín Adán
  • 27 de octubre de 1908
  • Ciudad de Lima, Lima, Perú
  • 29 de enero de 1985
  • Ciudad de Lima, Lima, Perú

Escritor y poeta peruano de obra hermética y vanguardista, autor de "La Casa de Cartón" (1928), "Travesía de extramares" (1953) y "Escrito a ciegas" (1961).

Sobre Martín Adán

Martín Adán nace en el seno de una familia tradicional de Lima, hijo de Santiago de la Fuente Santolalla (que falleció 6 años después de su nacimiento) y Rosa Mercedes Benavides.

Entre 1919 y 1926 realizó sus primeros estudios en el Colegio Alemán de Lima y en 1927 ingresó a la Universidad de San Marcos para cursar letras y derecho.

En 1928 publicó "La Casa de Cartón", una novela llena de ironía que describe la época, la política y la religión de una manera crítica y distante.

En 1931 Martín Adán entró a trabajar en el departamento legal del Banco Agrícola del Perú, donde permaneció pocos años.

En 1935 sufrió un primer internamiento en el Sanatorio de Magdalena, pero es a partir de 1937 cuando su residencia en sanatorios se hace más frecuente a causa del alcoholismo crónico.

Entre 1937 y 1941, durante su primer internamiento en el Hospital Larco Herrera, finalizó "De lo barroco en el Perú", su tesis doctoral en letras (1938).

A partir de su primera internación, su vida estuvo marcada por las entradas y salidas a Centros Sanatorios, de 1943 a 1946 y de 1947 a 1949, hasta que alrededor de 1963 fue internado definitivamente en una clínica particular, que abandonó en 1983 para volver a alojarse en el Hospital Larco Herrera, y a partir del año siguiente en el albergue Canevaro.

En 1946 obtiene el "Premio Fomento a la Cultura" y el Ministerio de la Educación publica "Travesía de Extramares" (1953), un conjunto de textos herméticos por su lectura difícil y el empleo de vocabulario barroco.

En 1956 fue elegido miembro de la Academia Peruana de la Lengua y tras un periodo de silencio publica "Escrito a ciegas" (1961), "La mano desasida" (1964) y "La piedra absoluta" (1966).

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