Frases de Marian Keyes - Página 10

01. Las personas enferman, y unas se curan y otras no. No importa que la enfermedad sea cáncer o depresión. A veces los fármacos funcionan y a veces no. A veces los fármacos funcionan un tiempo y luego dejan de funcionar. A veces las terapias alternativas funcionan y a veces no. Y a veces te preguntas si las interferencias externas no influyen lo más mínimo, si las enfermedades son como las tormentas, si han de seguir su curso y dependiendo de lo robusta que seas, al final vivirás. O morirás. "Helen no puede dormir" (2013)

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02. (...) Había cometido a menudo el error de mostrarme demasiado necesitada. Y las chicas necesitadas ahuyentan a los hombres. De eso no cabía ninguna duda. Así que para no ahuyentarlos, tienes que fingir que no eres dependiente. Cuando te echan de su piso por la mañana y te dicen "nos vemos", no tienes que volverte y preguntarles, con gesto suplicante: " ¿Cuándo? ¿Esta noche? ¿Mañana? ¿Cuándo, cuándo, cuándo? " Tienes que limitarte a contestar "nos vemos", pasarles los dedos por la rasposa mejilla y desaparecer envuelta en una nube de tangible autonomía. "Rachel se va de viaje" (1998)

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03. Otro momento postcoito. -Caray -exclamé-, seis posturas diferentes antes de desayunar. Jake se levantó de la cama de un salto. -Sexo desenfrenado y no son ni las ocho. -Miró por pequeña ventana de dormitorio-. Está subiendo la marea, tengo que irme. -Adiós -dije, adormilada. Se marchó. Tumbada en la cama, reflexioné. Había tenido mis primeros polvos post Paddy. ¿Contenta? No, deprimida. Si estaba acostándome con surfistas significaba que habíamos terminado de verdad. Vertí río de lágrimas sobre almohada. No obstante, alivio al comprobar que todo funcionaba a la perfección, en el sentido emocional. Y en los demás sentidos. "Un tipo encantador" (2008)

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04. (...) El día anterior había visto un par de zapatos realmente preciosos en el centro comercial, y me los quería comprar. No tengo palabras para describir la inmediata sensación de familiaridad que surgió entre nosotros. Desde el momento en que puse los ojos en ellos sentí que ya me pertenecían. Sólo me cabía suponer que ya habíamos estado juntos en una vida anterior. Que habían sido mis zapatos mientras ejercía de sirvienta durante el medievo británico o cuando fui una princesa en el antiguo egipto. O tal vez ellos fueran la sirvienta o la princesa y yo los zapatos. ¡Quién sabe! Sea como fuere, yo era consciente de que estábamos predestinados a estar juntos. "Claire se queda sola" (1995)

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05. Lo encontraba irónico: quieres morirte porque no soportas la idea de seguir viviendo, pero se supone que tienes que actuar enérgicamente y cambiar los muebles de sitio, subirte a las sillas, colgar cuerdas y hacer complicados nudos y atar unas cosas a otras y dar patadas al taburete al que te has subido, prepararte baños calientes, conseguir hojas de afeitar, alargues, aparatos eléctricos y herbicidas. El suicidio era un asunto complicado y difícil, que a menudo implicaba visitas a la ferretería. Y si has conseguido levantarte de la cama y bajar a la calle, y has ido al centro de jardinería o a la farmacia, lo peor ya ha pasado, y lo mejor que puedes hacer es irte al trabajo. "Lucy Sullivan se casa" (1996)

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06. Lo que más me asustaba era que yo nunca había encajado en ningún diagnóstico de "depresión", por lo que me era imposible saber adónde iba a llevarme este estado. Otras personas con depresión de manual iban perdiendo velocidad, ralentizándose, hasta que finalmente se detenían del todo. Se quedaban atontadas, catatónicas. O se iban al otro extremo: la angustia las dominaba, les costaba respirar y eran incapaces de comer, dormir y permanecer quietas. Y yo tenía bastante de eso. Pero también tenía toda clase de síntomas extra, como la sospecha de que iba a aterrizar en otro planeta. Como el consuelo que me producían los desastres naturales. Como lo mucho que detestaba la luz. Como la sensación de que sostenían mi alma contra una llama. "Helen no puede dormir" (2013)

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07. Sus criterios eran amplios, despiadados y perturbadoramente aleatorios. No había una lista definitiva, pero he aquí algunos ejemplos. Eran Acariciadores Melosos los hombres que no comían carne roja. Los hombres que utilizaban un bálsamo después del afeitado en lugar de abofetearse la escocida piel con una loción irritante. Los hombres que reparaban en tus bolsos y zapatos. (También podían ser Chicos Alegres. ) Los hombres que decían que la pornografía era una forma de explotar a las mujeres. (O eran unos embusteros. ) Los hombres que decían que la pornografía explotaba a los hombres tanto como a las mujeres eran el colmo de los Acariciadores Melosos. Todos los hombres heteros de San Francisco. Todos los académicos con barba. Los hombres que mantenían la amistad con sus ex novias. Sobre todo si llamaban a su ex novia "ex pareja". Los hombres que hacían pilates. Los hombres que decían "en estos momentos tengo que cuidarme" lo eran hasta la médula. (Hasta yo estaría de acuerdo con eso). "¿Hay alguien ahí fuera?" (2006)

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Marian Keyes

Marian Keyes
  • 10 de septiembre de 1963
  • Limerick, Munster, Irlanda

Escritora y novelista irlandesa, autora de "Claire se queda sola" (1995), "Lucy Sullivan se casa" (1996), "Rachel se va de viaje" (1998), "Sushi para principiantes" (2000), "¿Hay alguien ahí fuera?" (2006) y "Un tipo encantador" (2008).

Sobre Marian Keyes

Marian Keyes nace en Limerick (Munster) y se cría en Dublín (Leinster), donde estudia Derecho en el "University College de Dublín".

En 1983 finaliza su carrera y se traslada a Londres (Inglaterra), donde trabaja como oficinista durante un tiempo hasta que sus problemas con el alcohol la obligan a ingresar en un centro de rehabilitación para toxicómanos.

Tiempo después Marian Keyes envía algunos relatos cortos a un editor y éste le pide que finalice una supuesta novela que estaba escribiendo y se la enviarla.

Fue entonces cuando comenzó a escribir "Claire se queda sola", que se publica en 1995 y logra fama inmediatamente y un contrato por cuatro novelas más.

Marian Keyes publica entre otras las obras "Lucy Sullivan se casa" (1996), "Rachel se va de viaje" (1998), "Sushi para principiantes" (2000) y "¿Hay alguien ahí fuera?" (2006).

Se la considera una de las fundadoras del género "Chick lit", escrito y dirigido para mujeres jóvenes, especialmente solteras, que trabajan y están entre los veinte y los treinta años.

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