01. ¿Cómo está mi abuelo? ¿Alguna novedad? Tal vez fuese una pregunta desconsiderada. Para aquellos jubilados, "novedad" ya no implicaba "acontecimientos", sino que más bien parecía describir el ritmo de la voz de la marea.
02. "Vuestro abuelo nunca será el chico más popular de la residencia, ¿Vale? ", les informó Robina el día en que ingresaron a Sawtooth. "No pongáis vuestras esperanzas en ello. No es una persona muy social".
03. Mi forma de coser era patética y la bolsa más bien parecía la versión Frankenstein de un edredón confeccionado con sábanas diferentes.
04. El dolor se acumulaba en bolsillos hondos y yo era consciente de ese dolor, pero en cierto modo no parecía notarlo. Igual que en una especie de sordera corporal.
05. Aquella nueva felicidad tenía ángulos. Una felicidad como la suya era real; Proyectaba una sombra como una joya seccionada, y podía perderla.
06. Sonreí feliz y presioné los dedos de los pies contra el saliente de la piscina, con una timidez súbita. Me dio vértigo mirar el blanco puro de sus ojos. Los caimanes se deslizaban por la oscuridad al otro lado de la verja: la luz de los focos se abría allí en suaves pétalos entre el agua negra y los montículos de arena de los animales.
07. Una sola nota, sostenida en una suspensión de tiempo ambarino, semejante a un dibujo al carboncillo de la caída de Ícaro. Era triste y feroz a la vez, palpitante, de una pureza solitaria. Continuó y continuó hasta que mis propios pulmones me ardieron. - ¿A qué pájaro llamas? -pregunté al fin, incapaz de soportarlo más. El hombre pájaro dejó de silbar. Sonrió y vi los guijarros de sus dientes. -A ti.
08. Kiwi pensó que, para él, el cielo sería la sala de lectura de una gran biblioteca. Pero tendría que ser privada. Acogedora. Sin que hubiera que preocuparse de si algún bibliotecario con zapatos chirriantes te apagaba la luz por cara o evaluaba tu alfabetismo fijándose en los lomos de los libros que habías tomado. Tampoco habría ningún usuario más. Todo estaría sumido en un sosiego libresco que se derramaría suavemente sobre él como franjas de luz blanca...