Frases de Juan Ortíz - Página 2

01. No olvidéis que la poesía, si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva, es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin, cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor.

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02. ¿Cómo abrazar, mi amigo, a estas miríadas del beso que van estrellando, se diría, todos los minutos con todos los pétalos y todos los fuegos del suspiro?

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03. ¿Cuándo, cuándo, mi amiga, junto a las mismas bailarinas del fuego, cuándo, cuándo, el amor no tendrá frío?

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04. Para que podamos mirar y tocar sin pudor las flores, sí, todas las flores y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada, para que las cosas no sean mercancías, y se abra como una flor toda la nobleza del hombre: iremos todos hasta nuestro extremo límite, nos perderemos en la hora del don con la sonrisa anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.

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05. Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su perfume...

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Juan José Saer Oliverio Girondo

Juan Ortíz

Juan Ortíz
  • 11 de junio de 1896
  • Gualeguay, Entre Ríos, Argentina
  • 2 de septiembre de 1978
  • Paraná, Entre Ríos, Argentina

Escritor y poeta argentino, cuya poética se caracteriza por ser completamente localista y absolutamente universal.

Sobre Juan Ortíz

Luego del nacimiento de Juan, la familia se traslada de Puerto Ruís a las selvas de Montiel (Ñandubay), cuyo paisaje marca profundamente al escritor.

Estudia en la Escuela Normal Mixta de Maestros de Gualeguay.

De ideales socialista, Ortiz hace vigorosos discursos y comienza a escribir en la prensa gráfica, aunque nunca militó en grupos literarios ni en partidos políticos.

Viaja a Buenos Aires y realiza estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de la Ciudad de La Plata.

Durante ese corto lapso se relaciona con el ambiente bohemio y literario de la capital.

Un tiempo después, Ortiz regresa a su provincia en la búsqueda de su aire, de sus elementos, de su paisaje, que los refleja como pocos en su obra, sobre todo a partir de 1938.

En 1942 se radicó en Paraná, donde llegaban, a manera de una peregrinación, amigos entrañables, estudiosos de su poética y poetas de todas las edades pero, y sobre todo, lo visitaban los jóvenes atraídos no sólo por la calidad de su poesía sino por la transparencia de su conducta.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), denunció los horrores del nazismo y padeció la dictadura militar argentina (1976-1983), teniendo sus libros como destino trágico la hoguera.

La obra de Juan Ortiz fue siempre fiel a sí misma, auténtica, que deja fuera de ella todo lo que no es digno de su contenido y reflejó en todo momento la ética y transparencia de su autor.

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