01. Sobre los judíos cae una sentencia que, aun siendo bárbara, la merecen por entero. Lo que el Führer les profetizó por haber arrastrado al mundo a una nueva guerra, está convirtiéndose en realidad de la forma más terrible. Pero no es posible mostrarse sentimental en este asunto. Si no combatimos a los judíos, nos destrozarán. Es una lucha a vida o muerte entre la raza aria y el bacilo judío. Ningún otro gobierno o régimen tendría la fortaleza precisa para una solución global del problema. También en este punto el Führer es el campeón incansable de una solución radical que exigen las circunstancias y que ha de ser inexorable.
02. Las corrientes nacionalistas se intensifican también de una manera notable en todo el Este y especialmente en los antiguos estados bálticos. Sus habitantes se imaginaban, sin duda, que la Wehrmacht alemana iba a derramar su sangre para instalar gobiernos independientes en esos estados mosquitos, gobiernos que al finalizar la guerra, e incluso, antes de que terminara, podrían colocarse al lado de nuestros enemigos. Es una ingenuidad infantil que no puede impresionarnos en lo más mínimo. (...) El nacional-socialismo tiene mucha más sangre fría y es mucho más realista en todas las cuestiones. Hacemos únicamente lo que convienen a nuestro pueblo y en este caso el interés del pueblo germano consiste en el establecimiento de un riguroso orden alemán en estos países, sin prestar la menor atención a las reclamaciones, más o menos justificadas, de las pequeñas nacionalidades.