01. Contra el salteador, el cuatrero y el ratero hay la acción criminal. Contra el ladrón literario no hay nada y, además, el robado costea el precio de la magnesia para pagar la bilis que produce el despojo.
02. El pueblo de México, cansado ya de los abusos del clero y de las traiciones de los conservadores, se reunió en una gran multitud frente al palacio nacional, y por aclamación multitudinaria y por orden del gobierno de la república designo a Ignacio Ramírez para ejecutar y aplicar las leyes de reforma.
03. La fidelidad y la gratitud son dos flores raras que se encuentran difícilmente. Sólo Dios se encarga de su cultivo; los jardineros no logran generalmente producir más que una falsificación de ellas. A veces se les confunde, por lo cual es preciso conocerlas bien. En esto se lleva el peligro que con las setas, cuando no se distingue cuales son las buenas y cuales las venenosas.
04. El escritor público, en cambio de sus triunfos, tiene mil pequeñas penas. El ignorante pretencioso, ese escarabajo de la literatura, lo mancha con su inmunda sátira, el patán no lo entiende, la dama sólo torna sus artículos para hacer moldes o para guardar especias, el mandarín le jura odio eterno, el corchete lo ve como cosa suya, la cárcel o el destierro lo amenazan, los tontos le roban sus pensamientos y esto es lo peor.
05. Nadie tiene más mal corazón que las viejas devotas. Y es que con rezar, creen que desquitan todo el mal que hacen. Miradlas: destrozan una reputación, odian a la juventud, [y a la belleza, dudan de la virtud] arrastran a las mujeres a la prostitución por sólo el placer de manchar la pureza y tras de cada exclamación religiosa lanzan una blasfemia o una calumnia. En su corazón no se anida más que el fanatismo. La caridad, la indulgencia y el amor son sentimientos desconocidos para ellas.