01. Tú eres mi patria, tú eres mi amigo. Eres testigo de mi aflicción.
02. Yo te amo, sí, te adoro, aunque mi labio mil y mil veces te llamó perjura, aunque la copa horrenda del agravio me brindó los placeres tu hermosura, te ama mi corazón.
03. Las pasiones me arrastraron; No hay dios, mis labios decían, y mis ojos se ofendían de eternidad con la luz.
04. Si intentaren pisar nuestro suelo, en la mar sepultemos sus vidas, y en las olas, de sangre teñidas, luzca opaco el reflejo del sol.
05. Hombre: ¿cómo te entregas a hondo sueño, de la playa en la vida recostado, si al más ligero viento, el mar alzado tu cuerpo ha de envolver?
06. Ya contemplo al valiente guerrero que hasta en sueños su mano esforzada, busca incierta, anhelosa, la espada para herir al soberbio invasor.
07. La flor encantadora y delicada que sobre esbelto tallo se mecía, la vio ufana la luz de un solo día, luego desapareció.
08. Nuestra noble inteligencia nunca perece, que las almas puras reflejarán por siempre en las alturas el brillo de la augusta omnipotencia.
09. Héroe, monarca, arranca de tu labio el grito del orgullo que horroriza; es igual tu ceniza a la ceniza del pastor infeliz.
10. ¿Qué importa que feroces me amenacen, ni que lancen gemidos los humanos, si yo arranco ruiseñor de sus manos la copa del placer?
11. Dulce es al hombre en su penoso duelo, cuando el tormento pertinaz le aterra, decir burlando a la mezquina tierra: "Allí es mi patria", y señalar el cielo.
12. ¿El placer puro y el dolor profundo se apagan con el soplo de la muerte?