01. Decid a los hombres las verdades como dais purgas a los niños. De otro modo lograreis irritarlos sin corregirlos.
02. El matrimonio es como la moda; todo el mundo habla mal de ella, pero todo el mundo la acepta para sí y su familia.
03. El corazón que despierta tarde cree que despierta a tiempo, y por eso las mujeres que aman de viejas, aman como jóvenes.
04. El mayor castigo que puede imponerse a la envidia es el desprecio. Hacerle caso es permitirle saborear un síntoma de victoria.
05. Creer uno que sabe Historia porque la conoce en los compendios, es querer formarse idea de la grandeza del mar, al comer una ostra.
06. En las guerras de Independencia, la fe es lo primero, pero la acción es lo que hace útil la fe. Sin ella, esta virtud no vale nada.
07. La envidia es el cáncer del talento. No tener envidia es un privilegio de salud que debe agradecerse a los dioses más que la salud física.
08. Confesar el mérito de otro es probar que uno lo tiene. Negarlo injustamente, prueba que no pudiendo uno elevarse, pugna por poner a todo el mundo a su nivel.
09. El que comete un exceso, ebrio de vino, tiene el recurso de disculparse con el vino; pero quien lo comete ebrio de cólera, no tiene más recurso que la humillación.
10. El valor es como la desnudez de la mujer; para que cause atractivo es preciso que no se muestre, sino de cuando en cuando. Si sale a la luz a cada rato, pierde su mérito.
11. Para trepar sobre una roca, el reptil se arrastra; el león da un salto. Para llegar al poder, el hombre reptil comienza por humillarse; el hombre león comienza por ser altivo.
12. Así como la tierna corteza de un árbol sumergida por mucho tiempo en las aguas de cientos de ríos, se petrifica, el corazón humano sumergido en el pesar, al fin se vuelve empedernido.