01. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
02. No me podrán quitar el dolorido sentir, si ya primero no me quitan el sentido.
03. Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito del alma mismo os quiero.
04. Ella en mi corazón metió la mano, y de allí me llevó mi dulce prenda: que aquel era su nido y su morada.
05. Estoy muriendo, y aun la vida temo; témola con razón, pues tú me dejas; que no hay, sin ti, el vivir para que sea.
06. Culpa debe ser quereros, según lo que en mí hacéis, mas allá lo pagaréis do no sabrán conoceros, por mal que me conocéis.
07. El corazón dispone a la alegría que vecina tenía, y reserena su rostro, y enajena de sus ojos muerte, daños, enojos, sangre y guerra.
08. Más a las veces son mejor oídos el puro ingenio y lengua casi muda, testigos limpios de ánimo inocente, que la curiosidad del elocuente.
09. Contigo, mano a mano busquemos otros prados y otros ríos, otros valles floridos y sombríos, donde descanse, y siempre pueda verte ante los ojos míos, sin miedo y sobresalto de perderte.
10. Basta saber que aquesta tan sencilla y tan pura amistad quiso mi hado en diferente especie convertilla, en un amor tan fuerte y tan sobrado, y en un desasosiego no creíble, tal que no me conozco de trocado.
11. El sol tiende los rayos de su lumbre por montes y por valles, despertando las aves y animales y la gente: cuál por el aire claro va volando, cuál por el verde valle o alta cumbre paciendo va segura y libremente.
12. ¡Oh bienaventurado, que sin ira, sin odio, en paz estás, sin amor ciego, con quien acá se muere y se suspira, y en eterna holganza y en sosiego vives y vivirás cuanto encendiere las almas del divino amor el fuego!