01. Salvo morirse, todo en la vejez es impropio: matar, reírse, el sexo y sobre todo seguir viviendo. Salvo morirse, todo en la vejez es impropio. La vejez es indigna, indecente, repulsiva, infame, asquerosa, y los viejos no tienen más derecho que el de la muerte.
02. La palabra se inventó para mentir, en ella no cabe la verdad. El hombre es un mentiroso nato y la realidad no se puede apresar con palabras, así como un río no se puede apresar con las manos. El río fluye y se va, y nosotros con él.
03. Pero las religiones de Cristo y de Mahoma no surgieron de la nada: provienen de la de Yavé, el Dios local de los judíos que fue el que creó el mundo en seis días. Y claro, con semejantes prisas así le quedó: un engendro chapucero.
04. Yo no sé muy bien qué sea amor, pero de lo que sí estoy convencido es de que es algo muy distinto al sexo y a la reproducción, con los que lo confunde mi vecino. El amor es puro; el sexo entretenido y sano; y la reproducción, criminal.
05. En la confusión los linderos de las palabras se nos han borrado y ya estamos en plena torre de Babel. Ya no distinguimos dónde está la decencia y dónde la delincuencia. Ya no distinguimos a la víctima del victimario. Se nos enloqueció la semántica.
06. El que corre corre hacia la muerte, que a veces se comporta como una verdadera haragana y se sienta simplemente a esperar a que el cristiano trabaje por ella y tome un revólver el apurado y se despache de un tiro cualquiera en el corazón.
07. Teresita Pisano era de un inquebrantable optimismo: se le moría el marido y decía: "Me quedan mis hijos"; se le morían los hijos y decía: "Me quedan mis nietos" se le morían los nietos y decía: "Me queda el televisor".
08. Esa Virgen sirve para lo que sirven las tetas de los hombres, para un carajo. Cuánto no le pedí yo de niño que me hiciera millonario, ¡Y mira en la pobreza en que ando! En cuanto a su historia no te la pienso contar.
09. El libre albedrío es ilusión, mera falacia. Por más que arrojen a Edipo a los lobos el niño crecerá, y matará a su padre, desposará a su madre, se vaciará los ojos. El destino está escrito en el cielo y escrito con sangre.
10. No es lo mismo, y Marx lo sabe, un muchacho de Laureles que un muchacho de Aranjuez, porque si en Laureles no amanece igual en Aranjuez atardece distinto, y en éste, con todo y su bello nombre, la luz brilla de pobre mientras que en aquél brilla de rico.
11. Mi futuro está en manos de mi pasado, que lo dicta, y del azar, que es ciego. Y tocar el clavecín, como dijo Bach, es muy fácil: hay que pulsar la nota justa en el momento justo con la intensidad justa.
12. No hagan con otros lo que hicieron con ustedes, no paguen con la misma moneda, el mal con el mal, que imponer la vida es el crimen máximo. Dejen tranquilo al que no existe, ni está pidiendo venir, en la paz de la nada.