01. La sinceridad puede ser demoledora. El humor puede ser demoledor.
02. Seguiré hasta que me muera, matando personas en mi cabeza.
03. La vida de un perro sin amo no tiene sentido.
04. Nuevas caras de un viejo desastre...
05. Que cada quien hable y escriba como pueda, que al hombre lo revelan sus palabras.
06. El desafío de la literatura es mentir sin que nos demos cuenta.
07. Yo no siento que estoy loco, lo que siento es un gran caos en la cabeza.
08. ¿Si me entienden? ¿O estoy tan viejo que ya no me entienden?
09. (...) Respecto al origen del mundo, si es que lo tuvo, no nos queda más remedio que aceptar que nunca sabremos cómo ocurrió y que Dios es una explicación necia que no explica nada pues es tan difícil imaginar la eternidad suya como la de la materia. Dios es la vuelta del bobo: lo postulamos para entender cuanto no entendemos, pero sin entenderlo a Él.
10. No concibo otra forma de escribir que en primera persona. Es la única real y sincera, porque ¡Cómo va a saber un pobre hijo de vecino lo que están pensando dos o tres o cuatro personajes! ¡No sabe uno lo que está pensando uno mismo con esta turbulencia del cerebro va a saber lo que piensa el prójimo!
11. La palabra no tiene trascendencia ninguna. Sólo piensa que las palabras cambian de significado. Cambian en su sonido y se van transformando en otras. (...) El lenguaje común me parece muy interesante por sus cambios. El lenguaje literario es como otro idioma. Por otro lado, no hay nada más ruin que la palabra de los políticos o de los curas.
12. El homosexualismo o la homosexualidad, como concepto teórico –sea sociológico o cultural– surgió en el siglo XIX por aquella necesidad de poner nombre a todo. Sin embargo, ese comportamiento aparece a lo largo de toda la historia como una expresión natural en todos los lados del mundo. No hay nada que reivindicar cuando estamos hablando de la misma naturaleza humana. Simplemente es así.