01. No se concibe nuestra victoria personal sin obtener por medio de ella al propio tiempo una victoria colectiva; nuestra ansia de dicha no puede satisfacerse sino con la dicha de todos, porque la sociedad anarquista, muy lejos de ser una corporación de privilegiados, es una comunidad de iguales, y será para todos una dicha inmensa, de la cual no podemos actualmente formarnos una idea.
02. (...) Las corrientes, las cascadas y los saltos, son los grandes fenómenos de la vida del arroyo. No siendo todavía bastante fuerte para regularizar completamente la inclinación de su lecho, y minar las bases de la roca, arrasar los salientes de la piedra y reducir a polvo los cantos esparcidos, tiene el arroyo que salvar estos obstáculos saltando por encima o escaparse por los lados.
03. Asociaos con los compañeros cuyas tierras están amenazadas con las vuestras por el usurero, los grandes especuladores agrícolas y los aficionados a las grandes cacerías, cuya tendencia es convertir en bosques todos los campos roturados; olvidad las pequeñas rivalidades entre vecinos y agrupaos en comunidades en las que todos los intereses sean solidarios y cada puñado de tierra tenga como defensores a todos los miembros.
04. A todos los arroyuelos visibles e invisibles que descienden de barrancos y vallecillos hacia el arroyo principal, se unen aún a centenares infinidad de pequeñas fuentes y venas de agua, todas diferentes por el aspecto y el paisaje de las piedras, los zarzales, arbustos o árboles que las rodean, diferenciándose también por la cantidad de sus aguas y por la oscilación de su nivel, según los meteoros y las estaciones del año.
05. En un rincón del molino, el árbol motor rodaba y rodaba como el genio del caserón; ruedas dentadas, correas tendidas de uno a otro extremo del local, transmitían el movimiento a las rechinantes muelas, a la tolva oscilante, con ruido seco, a una porción de artefactos de madera o metal, que cantaban, crujían o gritaban en hermoso concierto. La harina, que salía como humo de los granos molidos, flotaba en el aire de la casa, blanquean.
06. ¿No nos ofrecen las montañas en un espacio pequeño un resumen de todas las bellezas de la Tierra? Los climas y las zonas de vegetación se escalonan en sus pendientes: en ellas se puede abrazar en una sola mirada los cultivos, los bosques, las praderas, los hielos, las nieves, y cada tarde la luz agonizante del sol da a las cimas un aspecto maravilloso de transparencia. En nuestros días ya no se adora a las montañas, pero al menos aquellos que las conocen las aman con un amor profundo.
07. (...) Hay pescadores que parecen fascinar el pescado, atraerlo irresistiblemente. El público desocupado que los contempla, cree que ejercen una especie de magnetismo sobre su presa como la culebra sobre las ranas; hasta cuentan que truchas y carpas, arrastrados a su pesar, van a morder el fatal anzuelo. No es así, sin embargo, sino a fuerza de ciencia como esos pescadores han llegado a ser para nosotros especies de magos ordenando a sus víctimas la marcha en procesión hacia su anzuelo.
08. Así, para resumir, nuestra finalidad política en cada nación particular es la abolición de los privilegios aristocráticos y en la tierra entera es la fusión de todos los pueblos. Nuestro destino es llegar a ese estado de perfección ideal en que las naciones no tendrán ya necesidad de hallarse bajo la tutela de un gobierno o de otra nación; es la ausencia de gobierno, es la anarquía, la más alta expresión del orden. Los que no piensan que la tierra pueda un día prescindir de la autoridad, esos no creen en el progreso, esos son reaccionarios.
09. Todos los objetos adquieren formas fantásticas: cualquier orificio practicado en la roca se nos antoja un abismo; la convexidad insignificante que aparece en la regularidad de la bóveda adquiere las proporciones de un monte derribado; las concreciones calcáreas entrevistas aquí y allá toman el aspecto de monstruos enormes; un murciélago que vuela, cualquier cosa que se desprende, nos produce un extremecimiento de horror. No es esto el palacio encantado, rico y espléndido que nos describe el poeta árabe de las -Mil y una noches-; es, al contrario, un antro sombrío y siniestro, un lugar terrible.