01. Aunque le importaban los sentimientos de su madre, Hiyoshi insistía. Recordaba cuánto había deseado aquella espada vieja y mellada a los seis años, y cómo había hecho llorar a su madre. Ahora ésta se resignaba a la idea de que, al crecer, su hijo se convirtiera en aquello que ella había rezado para que no fuese: un samurái.
02. No puedo dejar de pensar que el mundo entero se mueve, lo siento así, y sé que no soy más que una mota minúscula en la inmensidad, una mota controlada por algún poder terrible que ni siquiera veo. Incluso mientras estoy sentada pensando, mi destino es cambiado poco a poco. Mis pensamientos parecen trazar círculos y más círculos.
03. No he tenido maestro en el sentido ordinario. Mi padre me enseñó a manejar la porra en mi infancia. Desde entonces, he seleccionado una serie de tácticas de samuráis mayores en diversas provincias. También he pasado algún tiempo viajando por el campo, aprendiendo de las montañas y los ríos, a los que también considero como maestros.
04. Hideyoshi, modesto, sutil y complejo; Ieyasu, sereno, paciente y calculador. Sus filosofías divergentes han sido recordadas durante largo tiempo por los japoneses en unos versos que conocen todos los escolares: ¿Qué hacer si el pájaro no canta? Nobunaga responde: ¡Mátalo! Hideyoshi responde: "Haz que quiera cantar". Ieyasu responde: "Espera".
05. Un par de hombres lanzaron gritos de guerra, y los dos primos se vieron rodeados por los colmillos de una jauría de lobos, con alabardas, lanzas y espadas por todos los lados. Los gritos de los hombres y el estrépito de las armas al chocar se mezclaban con el rugido del viento, y el lugar se convirtió rápidamente en un horrible torbellino de guerra.
06. Hideyoshi guardó silencio, pero la flor atrajo su mirada. Parecía aliviado por el cambio del tema de conversación. (...) Mientras estoy aquí sentado, percibo realmente la dificultad de vivir con el cuerpo y el pensamiento actuando claramente como un solo ser -confesó Hideyoshi-. El campo de batalla me absorbe y me vuelve brutal. En cambio aquí me siento sereno y feliz.
07. Hiyoshi, hijo de una familia humilde, ha jurado no regresar a su hogar hasta haber logrado abrirse camino en la vida. Se despidió de su hermana y su madre diciéndoles que regresaría cuando se hubiera convertido en un gran hombre. Había probado un trabajo tras otro, pero no tenía deseos de hacer de aprendiz para un mercader o un artesano. Deseaba poder servir a un samurái más que a ninguna otra cosa en el mundo.
08. El hombre que jamás dudó de que podría utilizar cada revés para sus propios fines, que podría persuadir a sus enemigos para que fuesen sus amigos, que incluso era capaz de lograr que el pájaro silencioso deseara cantar una canción elegida por él mismo...Al final tuvo que ceder a una fuerza mayor y a un hombre más paciente, pero dejó un legado cuya brillantez se mantiene todavía como el recuerdo de una edad dorada.
09. Los hombres se vendaron las heridas de brazos y piernas. A juzgar por la palidez de sus rostros, era evidente que habían sufrido una gran derrota, pero eso no importaba lo más mínimo a los niños, los cuales, cuando veían sangre, se transformaban ellos mismos en héroes ensangrentados, y al ver el brillo de lanzas y picas se convencían de que el enemigo había sido aniquilado y se sentían llenos de orgullo y excitación.
10. En el pasado, armas y armaduras solían ser abandonadas en el campo después de cada batalla, pero ahora, cuando no se percibía el final de la guerra civil y el país se hundía en la oscuridad y la inestabilidad, las armas se habían convertido en posesiones muy valiosas. Podían encontrarse en la casa de cualquier agricultor, y una espada o una lanza eran, después de los alimentos, los objetos más vendibles por dinero contante.
11. El pueblo verá esto como la obra de los demonios. Se alegrarán si mostráis un poco de humanidad. Pero sed demasiado severo y jamás os aceptarán..., ni siquiera aunque os motive un gran amor. Si retrocedemos a causa de la opinión popular, seremos totalmente incapaces de actuar. Los héroes de la antigüedad temían a la opinión popular y dejaron que este mal acosara a las generaciones futuras. Pero voy a mostraros cómo extirparlo de una vez por todas. Y si he de hacerlo, debe ser radicalmente.
12. Voy a ayudarte porque tu inteligencia es valiosa. Puedes estar seguro de que quienes están resentidos contigo y tienen celos de ti te acusarían de robo con el menor pretexto. Si se perdiera un alfiler, o se pusiera fuera de su lugar una daga o una caja de píldoras, te señalarían con el dedo y dirían: "Ha sido el Mono". Sus malévolas acusaciones serían interminables. Provocas fácilmente el resentimiento de los demás, y eso es algo que tú mismo deberías comprender. (...) Lo entiendo muy bien. Lo he grabado en mi corazón.