01. Hideyoshi sabía que debía trabajar constantemente para mejorarse, para superar sus defectos y aumentar su capacidad de introspección, y había decidido que sus samuráis debían hacer lo mismo.
02. Con el misterioso límite entre la vida y la muerte a sus pies, un samurái no podía dejar de pensar en lo que significaba vivir como un guerrero. Todos permanecían en actitud reverente, las manos unidas en una plegaria.
03. El verdadero valor conoce el miedo. Las personas honestas valoran la vida apasionadamente, se aferran a ella como si fuese una joya preciosa, y eligen el momento y el lugar apropiados para entregarla, para morir con dignidad.
04. No era su parecido con un mono lo que le había llamado la atención. Le dirigió una segunda mirada larga y fija, pero no logró desconcertarle... ¡Eran los ojos del muchacho! Alguien había dicho que los ojos son el espejo del alma.
05. Una guerra no se ganaba el día de la batalla. Cada provincia tenía su propio carácter, y en cada una de ellas se daban las apariencias y la realidad. Incluso una provincia que pareciera superficialmente débil podía tener una fuerza oculta.
06. No sé quiénes fueron nuestros antepasados antes de la época de tu abuelo, pero estoy seguro de que algunos de ellos fueron grandes hombres, samuráis, seguramente, tal vez sabios. La sangre de tales hombres sigue fluyendo y yo te la he transmitido.
07. Insultar a los demás no sirve de nada. Cada uno de vosotros debe elegir su línea de conducta..., o se rinde al enemigo o muere conmigo. Ambos bandos tienen un deber moral. Nobunaga lucha para reconstruir la nación, yo lo hago en nombre del honor de la clase samurái.
08. Hideyoshi, que ahora era comandante del castillo de Yokoyama, había pasado el verano en las frías montañas al norte de Omi. Dicen los soldados que, para un luchador, la inactividad es más dura que el campo de batalla. La disciplina no puede descuidarse ni un solo día
09. En la docena de años de vida que le quedaban, Hideyoshi consolidó su dominio de la nación, acabando para siempre con el poder de los clanes de samuráis. Su mecenazgo de las artes creó una opulencia y una belleza que pasarían a la posteridad como el Renacimiento japonés.
10. Vivir sólo merece la pena cuando tenemos dificultades ante nosotros -dijo Hideyoshi-. De lo contrario no hay ningún incentivo. Y nada sería más dulce que devolver la paz a un nuevo dominio que te ha entregado Su Señoría y gobernarlo bien. Allí serás el dueño y podrás hacer lo que quieras.
11. Cada provincia se ha replegado en sí misma, cada una refuerza su propio territorio, manteniendo a sus propios guerreros, afilando sus aceros y almacenando armas de fuego. La única manera de sobrevivir hoy es saber quién entre tantos señores de la guerra rivales está tratando de establecer un nuevo orden.
12. Digo esto consciente de que nada podrá hacerse con la fuerza de un solo individuo. No, no voy a embellecer mis palabras. He pensado que podría aprovechar esta oportunidad, y he arriesgado mi vida al venir aquí para persuadiros. Si me he equivocado, estoy resuelto a morir, pero no he venido aquí con las manos vacías.