01. Yo me imagino a Dios llorando al ver que su iglesia se permite perder el tiempo condenando a los homosexuales, mientras medio mundo pasa hambre y el SIDA arrasa.
02. Cuando vinieron los misioneros a África tenían la Biblia y nosotros la tierra. Nos dijeron: vamos a rezar. Cerramos los ojos. Cuando los abrimos, teníamos la Biblia y ellos la tierra.
03. Los tratamos como parias y los empujamos fuera de nuestras comunidades. Nos hacen dudar de que ellos también son Hijos de Dios y esto está cerca de ser una blasfemia. Los culpamos por ser lo que son.
04. ¿Qué diablos pasa con las iglesias? ¿Cómo es posible luchar contra el racismo y no contra la homofobia? La orientación sexual no se elige. Los negros no elegimos ser negros; los homosexuales, tampoco.
05. Luchamos contra el Apartheid en Sudáfrica, con el apoyo de personas de todo el mundo, por la gente que fue culpada por ser negra y obligados a sufrir por algo sobre lo que no podían hacer nada. Es lo mismo con la orientación sexual. Es un don.
06. No puedo imaginar al Señor que yo adoro, este Jesucristo, estando de acuerdo con la persecución de una minoría que ya está siendo perseguida. El Jesús que yo adoro es un Jesús que estuvo siempre al lado de los que eran castigados y se metió en problemas debido precisamente a ello.
07. Un padre que lleva a su hijo a ser un racista, daña al niño, daña a la comunidad donde viven, daña nuestras esperanzas de un mundo mejor. Un padre que enseña a su hijo que sólo hay una orientación sexual y que cualquier otra cosa es maligna, niega nuestra humanidad y la suya también.
08. El Profeta Muhammad enseñó a los musulmanes que la ignorancia es la pobreza más grande de la humanidad y que una mente sin educación es como un hombre valiente sin brazos, siendo que el conocimiento da a las personas el más alto grado de realización humana, indiferente a su género, edad, raza o religión.
09. Las iglesias dicen que la expresión del amor en una relación heterosexual monógama incluye lo físico, las caricias, abrazarse, besarse, el acto genital. La totalidad de nuestro amor nos hace crecer en lo divino y en lo compasivo. Si esto es así para los heterosexuales, ¿Qué razón terrenal tenemos para decir que no es el caso de los homosexuales?