01. Si vuestras ciencias dictadas por la sabiduría sólo han servido para perpetuar la pobreza y los conflictos, más bien procúrennos ciencias dictadas por la locura, con tal que calman las furias, que alivian las miserias del pueblo.
02. El espíritu de propiedad es el más fuerte aguijón que conocen los civilizados; se puede, sin exageración, estimar en un doble del trabajo servil o asalariado el producto del propietario.
03. Se debería, pues, como primer problema de Economía Política, estudiar el modo de transformar en propietarios, cointeresados o asociados a todos los jornaleros.
04. (...) Que la división del trabajo sea llevada al grado supremo, a fin de aficionar cada sexo y cada edad a las funciones más adecuadas.
+ Frases de División del trabajo
05. [Comercio es] El arte de comprar por tres francos lo que vale seis, y de vender en seis lo que vale tres.
06. El trabajo socialista deberá, para ejercer una fuerte atracción sobre el pueblo, diferir radicalmente de las odiosas formas con que nos lo presenta el estado actual.
07. No sacrifiquen la felicidad de hoy a la felicidad futura. Disfruten del momento, eviten toda unión de matrimonio o de interés que no satisfaga vuestras pasiones desde el mismo instante. ¿Por qué van a luchar por la felicidad futura, si ella sobrepasará vuestros deseos, y no tendrán en el orden combinado más que un solo displacer, el de no poder doblar la longitud de los días, a fin de dar abasto al inmenso círculo de goces que deberán recorrer?
08. Es un chocante liberalismo el que quiere todo para sí y nada para los otros. Tal sucede con los testamentos civilizados: dan todo a la familia como si no hubiera otras clases dignas de liberalismo.
09. Refutemos un extraño sofisma de los economistas que pretenden que el aumento ilimitado de trabajo manufacturero es un acrecentamiento de riqueza; de donde se deduce que si se consiguiese que todos los individuos gastasen anualmente cuatro veces más trajes, el mundo social obtendría una cuádruple riqueza en trabajo manufacturero.
10. En la armonía, el obrero, el labrador y el consumidor son un solo y el mismo personaje, que no tiene interés alguno en protegerse a sí mismo, como en la civilización, en la cual cada uno tiende a provocar esas conmociones industriales causadas por los cambios de moda, y a fabricar malas telas y malos muebles, a fin de aumentar el consumo, de doblarlo, y enriquecer a los comerciantes a costa de la masa y de la riqueza real.