01. (...) Absolutamente desnudo, como el alma de una cárcel.
02. La carta, dentro del tono intencionadamente poético y confuso, era casi una declaración de amor.
03. Yo no comprendo cómo dice la gente que se aburre. A mí nunca me da tiempo para todo lo que quisiera hacer...
04. Me fui a buen paso hacia la pensión por las calles vacías, y mirando las ventanas de los edificios, me imaginaba la vida estancada y caliente que se cocía en los interiores.
05. (...) Lo sé. Me complico la vida, me hago preguntas y me meto en líos. Digo lo que pienso y lo que siento; no tengo miedo de lo que piensen de mí. Y estoy contenta, a pesar de todo, siendo como soy.
06. ¿Alguna pregunta más? - ¡Oh, sí, muchísimas! -Dijo Sara-. Todas las del mundo. Pero no sé por dónde empezar. Me va a estallar la cabeza. No hay tiempo. -Pues mira, no, la cabeza que no te estalle. Y tiempo hay, es lo único que hay.
07. Yo pensaba que también podía ser heroico escaparse por gusto, sin más, por amor a la libertad y a la alegría-no a la alegría impuesta oficial y mesurada, sino a la carcajada y a la canción que brotan de una fuente cuyas aguas nadie canaliza.
08. De esperar se trataba, pintaba esperanza. Y aprendimos a esperar, sin pensar que la espera pudiera ser tan larga. Esperábamos dentro de las casas, al calor del brasero, en nuestros cuartos de atrás, entre juguetes baratos y libros de texto...
09. La rutina no está tanto en las cosas como en nuestra incapacidad para crear a cada momento un vínculo original con ellas, en nuestra tendencia a leerlas por la falsilla de lo rutinario, de lo ya aprendido. Hay que seguir dejando siempre abierta la puerta al cuarto de jugar.
10. Claro que hay otra forma de espantar el miedo, pero no es propiamente una receta, porque tiene que poner mucho de su parte el paciente. Consiste en pensar: "A mí esto que me asusta no me va ni me viene", algo así como ver lejos lo que le está dando a uno miedo, para que se desdibuje.
11. Para mí la única fortuna, ya le digo, es la de saber vivir, la de ser libre. Y el dinero no libera, querido comisario. Mire usted alrededor, lea los periódicos. Piense en todos los crímenes y guerras y mentiras que acarrea el dinero. Libertad y dinero son conceptos opuestos. Como lo son también libertad y miedo.
12. - ¿Has intentado enamorarte en serio? - ¿Y para qué, si todas me dejan? -Desde luego, si llevas a una mujer a bailar y te pasas la noche hablándole de que la tarta de fresa te sale peor que la de chocolate, supongo que te dirá que se va al tocador a pintarse los labios, y no la volverás a ver. ¡Yo haría lo mismo!